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Voto de cinedesolaris:
9
Serie de TV. Western. Drama Miniserie de TV (2017). 7 episodios. Frank Griffin, un despiadado bandido que está aterrorizando una amplia zona del oeste americano de 1880, va a la caza del joven Roy Goode, un antiguo protegido suyo reconvertido en su mayor enemigo. Roy, huyendo de Frank y su temida banda, se esconde en un rancho de La Belle, Nuevo México, una ciudad compuesta mayormente por mujeres viudas tras el derrumbamiento de la mina donde trabajaban los hombres. (FILMAFFINITY) [+]
21 de diciembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Godless tardó catorce años en realizarse. En principio, Frank escribió un guion con la idea de que fuera un largometraje. Se lo propuso a Soderbergh, pero a este no le atrae la idea de realizar un western. Fue, de todos modos, quien le sugirió la idea de convertirla en mini serie. En concreto, siete capítulos, emitidos por Netfix a finales del 2017. Arranca con inusual potencia. En el principio, el caos. Una terrible matanza en un pueblo. Por eso, la serie se titula Godless (Sin dios). Si hay una certeza es que cualquier cosa puede ocurrir a cualquiera en cualquier momento. Somos vulnerables, pese a que haya quien, como Frank Griffin (Jeff Daniels), no teme ninguna circunstancia porque dice haber tenido una visión sobre cómo morirá, como si fuera él mismo un dios de su propia realidad, omnipotente e invulnerable para imponer su voluntad. No puede morir de otro modo, y no hasta entonces. Eso le hace sentir que puede dictar el curso de los acontecimientos a su capricho. Entra en una iglesia, a caballo, y se coloca junto al altar, frente a los asistentes, como si él fuera el oficiante.

Griffin cree que dispone de la visión preclara. Como contraste, en la narración, hay quien comienza a perder visión, como el sheriff McNue, quien decide ir en busca de Griffin, aquel que siembra caos con la suficiencia de quien cree portar el justo criterio. Justifica sus actos, como un dios justiciero. Griffin y sus hombres buscan a Goode, quien Griffin siente que le traicionó (como componente de la banda y como hijo putativo); recorren kilómetros, casi a la deriva, mientras, a un mismo tiempo, sigue su rastro un hombre que ya ve borroso, a la vez que quizá vea visiones, pero necesita reafirmarse (y reenfocar lo que no tiene foco porque las sombras destruyen como una epidemia virulenta). En cambio, quien precisamente reorientará en la adecuada dirección a Griffin es quien distorsiona con sus falaces artículos de periódico. Hay más emborronamientos de mirada: quien no ve posible una relación amorosa, porque es entre dos jóvenes de razas distintas. Quien se ofusca porque no encaja que quien dice amarle como a nadie pueda tener relación física con otra. Hay quienes sí saben ver; no se fían de la imagen o relato que se transmite de alguien, ya que saben discernir en la elocuencia de los actos o miradas. Goode no puede ser como dicen si se distingue en su mirada una cierta tristeza, como observa alguien, o impide que alguien se deje llevar por el impulso de matar, como observa otro. O simplemente, por cómo se entiende con los caballos. Griffin considera a Goode como si fuera su hijo, y Goode establece su particular relación paterno filial con el hijo de Alice, Truckee. Alguien sobre la que pesan versiones distorsionadoras parece más proclive a ver más allá de los relatos o apariencias. Por eso, cuando Goode se entrega al sheriff, Alice vuelve a sacarle de la cárcel para que le ayude con los caballos. Se gesta un singular reconocimiento entre una y otro, y se nutren como si se liberaran mutuamente de su condición de exiliados o espectros errantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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