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Voto de cinedesolaris:
8
Drama. Bélico A pesar de su origen humilde, Bruno Stachel (George Peppard) ha logrado convertirse en piloto, aunque durante el camino no ha tenido inconveniente en pisar, a veces de forma deliberada, las sensibilidades de sus aristocráticos camaradas. Bruno gana el Águila Azul, la condecoración más importante a la que puede aspirar un aviador y se convierte en un héroe nacional. El general Von Klugermann (James Mason) decide explotar la fama del ... [+]
12 de noviembre de 2023
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David F Zanuck ofreció a John Guillermin la dirección de la excelente Las aguilas azules (The blue max, 1966), por cuánto le habían impresionado otras dos producciones de la Fox, la interesante Cañones en Batasi (1964) y la espléndida Rapture (1965). Gerald Hanley, David Pursall y Jack Seddon escribieron la adaptación de la homónima novela de Jack D Hunter. Las águilas azules es un acerado retrato de arribismo en tiempos de guerra, un análisis implacable de las miserias del estamento militar (y de las conveniencias políticas), tan o más contundente que otros más afamadas, y narrada con una proverbial precisión y contundencia. Se narra el trayecto de ascensión y caída, en la primera guerra mundial, de un militar, Stachel (George Peppard), un arribista que no huye de nada ni de nadie, ni siquiera de su conciencia. En la primera secuencia se apunta cuáles son sus aspiraciones. Aún soldado de infantería, esquiva las balas enemigas, hasta guarecerse en un hoyo enfangado. Oye el ruido de unos aviones, y en su mirada se perfila qué anhela (Guillermin hasta compone un plano con Stachel en primer término y al fondo los aviones en el cielo). Tras una elipsis de dos años, Stachel es ya oficial presto a integrarse en una escuadrilla. En pocas secuencias se condensa, de modo admirablemente preciso, la descripción del personaje, del contexto y de los personajes que representarán sus contrapuntos. Es una secuencia también fundamentada en la mirada, como continuación de la precedente: Stachel es testigo de cómo aterrizan los aviones. La distancia se ha hecho proximidad. Ya es parte de aquello a lo que aspiraba. Cuando se presenta ante su superior, Heideman (Karl Michael Vogler) evidencia cierta reticencia a reconocer ante los demás que es hijo de un humilde trabajador en un hotel. En este caso, también cobran relevancia las miradas de los otros. Casi todos los oficiales son de clase aristocrática, como Willy (Jeremy Kemp), ante quien reconoce (tras que advierta que porta en su maleta una fotografía de El barón rojo, Von Richstofen) que aspira a conseguir The blue max (título original de la película), la medalla que se concede tras abatir veinte aviones enemigos, porque infunde respeto y representa la culminación de un ascenso a lo más alto, pero importante matiz, por encima de los demás. Willy apostilla que si es la medalla o el hombre lo que infunde respeto. A Stachel le importa la mirada (cómo le perciban) los demás.

En su primer vuelo, con otro compañero, Fabian (Derren Nesbitt), mientras éste es abatido, él derriba a un avión enemigo. De vuelta en la base, insiste exasperado en que abatió a un avión cuando le comunican que no hay constancia, evidenciando más preocupación por ésto que por el hecho de que un compañero haya muerto. En un nuevo vuelo, en vez de abatir a un avión enemigo, tras matar a su ametrallador, lo captura, forzándole que a que se dirija hacia su base. Pero antes de que aterrice, al ver que el ametrallador se reanima, sí lo abate, para indignación de Heideman (el representante del sentido caballeresco en la guerra), porque cree que fue un gesto meramente cruel, no defensivo. Aunque conjugado con el respeto que les suscita su valor y capacidades, Suscita también el rechazo de sus compañeros, sobre todo cuando Stachel remarca que ahora sí se lo contabilizarán como enemigo abatido. A Stachel no le importa convertirse en nota discordante, aunque suponga desprecio. Su orgullo, amplificado por su procedencia de clase baja, se convierte en pulso de quien se esfuerza en asaltar la posición de poder. La noticia del avión enemigo abatido en el propio campo de aterrizaje alemán llamará la atención de Von Kluggerman (de nuevo, excepcional James Mason), tío de Willy, que ve en Stachel un conveniente héroe, de extracción humilde, como ejemplo incentivador en unos momentos (estamos ya en 1918, último año de la contienda) en que la población comienza a mostrar rechazo contra quienes representan el poder. Se necesitan a héroes que representen al hombre corriente, no que les vean como una elite que decide sin tener en consideración lo que el pueblo desea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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