La película nos presenta una trama de intriga política a partir de que un ex-primer ministro británico (Pierce Brosnan) contrata a un “negro” (Ewan McGregor) para que corrija y complete lo que falta del borrador sus memorias, las cuales comenzó un afamado escritor encontrado muerto días antes. Y así llega el “negro” al reducto donde se esconde el político, una casa aislada en una aislada isla a la que se accede vía ferry (transporte muy adecuado para las tramas detectivescas). A partir de ahí conoceremos a la mujer de Brosnan, una avejentada Olivia Williams, y a su asistente personal, una un poco “mixomatosa” Kim Cattrall, y entraremos en su mundo para investigar presente y pasado del protagonista del libro. Lo malo llega cuando la trama deviene en una sucesión de escenas supuestamente interesantes y emocionantes que nos llevarán hasta el un “sorprendente” final, cuando en realidad son inconexas, sosas (excepto quizás la que se produce en el ferry) y finalmente absurdas.
Aun así hay que decir que los actores están casi perfectos en sus papeles y, como es habitual, Polanski rueda con gusto y maestría… por más que la trama acabe haciendo aguas.