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Voto de PADRE FLANAGAN:
7
7,1
3.135
Intriga. Romance
A pesar de que sus últimas misiones son bastante irrelevantes, el agente secreto británico Alec Leamas no desea abandonar la clandestinidad para ocupar un despacho oficial. Su nueva misión en la Alemania Oriental parece más interesante: consiste en hacerse pasar por un desertor y para que su deserción resulte verosímil se las ingenia para desacreditarse y desacreditar a sus jefes hasta conseguir que lo expulsen de la agencia de ... [+]
2 de abril de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera adaptación al cine de John Le Carré, cuya obra ha sido sólo muy lenta y parsimoniosamente adaptada tanto a la pantalla grande como la pequeña, especialmente en la última década. Y se comprende: a pesar de que él mismo declaró en una entrevista que entró a trabajar para los servicios secretos británicos para contribuir a "la cruzada contra el comunismo", su mirada sobre ese mundo, el del espionaje, no puede ser más triste y desencantada, en las antípodas de James Bond e incluso de las obras de autores mucho más apegados a la realidad que Ian Fleming, como Frederick Fortsyth y otros muchos.
Eso no quiere decir que el enemigo no sea el de siempre, es decir los malvados comunistas, ni que éstos salgan muy bien librados. Más bien todo lo contrario: la imagen que se da en la segunda parte de la película de la Alemania del Este y de sus servicios secretos es bastante deprimente y siniestra. Vamos, aquí los bolcheviques no salen con cuernos ni rabo, ni falta que hace, pero sin cargar las tintas ni caricaturizarlos (en realidad todo lo que sale es bastante creíble) queda bastante claro cómo las gastan.
Eso no quiere decir que el enemigo no sea el de siempre, es decir los malvados comunistas, ni que éstos salgan muy bien librados. Más bien todo lo contrario: la imagen que se da en la segunda parte de la película de la Alemania del Este y de sus servicios secretos es bastante deprimente y siniestra. Vamos, aquí los bolcheviques no salen con cuernos ni rabo, ni falta que hace, pero sin cargar las tintas ni caricaturizarlos (en realidad todo lo que sale es bastante creíble) queda bastante claro cómo las gastan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo malo, o lo bueno, es que, como el propio jefazo del espionaje británico dice al principio de la película, al final unos y otros (los "buenos" teóricos y el malvado enemigo) acaban empleando métodos igual de asquerosos y repugnantes en su sórdido negocio, como lo demuestra la conspiración a la que Alec Leamas (muy bien interpretado por Richard Burton) se presta para desacreditar y hacer que el adversario, el jefe del espionaje enemigo, sea liquidado por sus suyos. Al final nada es lo que parece y resulta que el complot es mucho más retorcido de lo que el espectador, y el propio y sufrido Leamas, creíamos.
Está claro que si la pobre y cándida oficinista interpretada por Claire Bloom (el único personaje puro y decente en toda la historia, paradójicamente una militante comunista) hubiese salido con vida de todo ésto, habría acabado doblemente desencantada, tanto del mundo occidental que de forma tan cochina defienden sus servicios secretos como, desde luego, de la sórdida realidad de la sociedad utópica en la que la pobre muchacha creía.
Muy buen trabajo del muy comprometido Martin Ritt, en este caso muy alejado, tanto geográfica como temáticamente de su cine habitual, aunque no tanto de su visión desencantada del mundo en que nos ha tocado vivir.
Está claro que si la pobre y cándida oficinista interpretada por Claire Bloom (el único personaje puro y decente en toda la historia, paradójicamente una militante comunista) hubiese salido con vida de todo ésto, habría acabado doblemente desencantada, tanto del mundo occidental que de forma tan cochina defienden sus servicios secretos como, desde luego, de la sórdida realidad de la sociedad utópica en la que la pobre muchacha creía.
Muy buen trabajo del muy comprometido Martin Ritt, en este caso muy alejado, tanto geográfica como temáticamente de su cine habitual, aunque no tanto de su visión desencantada del mundo en que nos ha tocado vivir.