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México México · In the house of jealous and s... lovers
Voto de Happy Fan Boy:
8
7,3
2.539
Documental En los años 50, Werner Herzog compartía piso con Klaus Kinski, un diabólico ególatra. Kinski padecía repentinos e injustificables arrebatos de ira o locura, durante los cuales podía llegar a destrozar el mobiliario del apartamento. La terrible personalidad de Klaus fascinó a Werner y entre ambos nació una estrecha amistad que se fue al garete durante el rodaje de la película "Aguirre, la cólera de Dios". (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2007
78 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noviembre de 1991.

Para cuando leas esto, mi querido Werner, yo, ya estaré muy lejos.

Estos ojos saltones y rotos, y esta boca prominente que te gritó tanatas veces, no tardarán en cerrarse para siempre. Pero antes de hacerlo, hay ciertas cosas que quiero decirte. Ya sabes, a mi modo, empezando con las que de seguro no te gustarán.

Quizá no mereces "ser arrojado vivo a los cocodrilos, o que una anaconda te trague lentamente", como lo declaré a los medios luego de que rodamos Aguirre, la colera de Dios, pero eso no te quita el estigma de imbécil. Mira que aquella osadía de amenazarme con un arma, a mí, el gran Kinski, es algo que nunca te perdonaré.

Recuerdo que, cansado por alguno de tus continuos ataques de megalomanía, me disponía a dejar la filmación. Entonces se me acercaron tú y tu bigote ridículo, y me susurraste al oído: "Tengo un rifle con nueve balas. Justo antes de que le des la vuelta al risco ocho serán dirigidas hacia ti, y guardaré la novena para mí".

Ha sido la única vez que me infligiste miedo. Sentía por ti algo semejante a la piedad, una pequeña lástima, como cuando eras un niño idiota de trece años y compartíamos aquel departamento en Munich.

Sin embargo, pese a eso y al hecho de que nunca supiste explotar del todo la furia e intensidad Kinskiana, o por lo menos no en Woyzeck ni en Nosferatu, ni mucho menos en esa porquería que es Cobra Verde, porque, sí estúpido, me has leído la mente, a Fitzcarraldo la dejo aparte, insisto que, por sobre eso y tu exasperante necedad de retratar la naturaleza y los paisajes, e insistir con esas tomas largas y circundantes que parecen un remolino sobre otro, como al final de Aguirre, creo que te respeto.

Pero ni se te ocurra pensar que lo hago por considerarte un buen director, o por el hecho de que siempre cumples tu palabra aunque eso te lleve al ridículo, como cuando públicamente te comiste un zapato en 1980, ¡qué vergüenza!, y todo porque perdiste una apuesta con ese joven estudiante, Errol Morris, al retarlo a que no filmaría su película, ¿pero en qué estabas pensando, pequeño Herzog?

No, mein Freund, se debe a que en el fondo eres, con su respectiva distancia, muy parecido a mí: has hecho lo que te a dado la gana, nunca te has tragado esos engaños de los premios o el ser considerado uno de los principales representantes de "La Nueva Ola Alemana" (¿pero que demonios es eso?).

Y, sobretodo, estás loco de remate. No dudo que en unos años te dé por filmar patéticos documentales o, lo peor, al no tenerme, me extrañes de tal forma que incluso hagas una película sobre las cinco cintas en que estuvimos juntos y las ganas que tuvimos de abrirnos heridas y escupir sobre ellas. La verdad, al final, quedará revelada allí: no hay Herzog sin Kinski. Aunque te duela.

Tu entrañable amigo, Klaus.

Continúa en spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Happy Fan Boy
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