Kate es una mujer alemana que trabaja en Londres. Una fría noche, después de una fiesta, vuelve sola a casa usando el metro. Pero esta noche no será una noche cualquiera para Kate. Hoy tendrá que correr, luchar y no doblegarse si quiere salvar su vida. Hoy experimentará que el terror y el miedo te paralizan, que hay un mundo más allá del que ella conoce. Hoy sabrá lo difícil que es sobrevivir cuando tienes a un maníaco asesino detrás tuyo y ningún sitio donde esconderte.
Estamos frente a una cinta de terror con toques de gore y que probablemente tenía un presupuesto ajustado.
La acción nos coloca en un ambiente donde Kate está aislada de todo lo que conoce. Sin posibilidad de pedir ayuda y siendo testigo de hechos cada vez más atroces. En el guión, no vamos a encontrar ideas originales que generen giros inesperados a la historia y mucho menos aportar nada nuevo a las películas de terror en general. Más bien encontraremos los tópicos habituales. Se basa en crear ambiente con escenas de tensión e inquietantes sucesos. Lo consigue durante la primera media hora, pero se desinfla a medida que avanza la trama, al fin y al cabo es básicamente una continua persecución de nuestra heroína.
El director que parece sentirse cómodo en este género, consigue realzar el aspecto visual de la película y cubrir los huecos que tiene el guión. Hay que ver la cantidad de kilómetros que recorre Kate, que no para en toda la noche, de un sitio a otro. Esto, aunque un poco increíble, consigue imprimir el ritmo necesario para no advertir las carencias de la cinta. Me parece que el director es la auténtica estrella aquí, porque de un proyecto donde no destaca nada y que a primera vista parece encaminado a estar por debajo de la media, él consigue sacar adelante un trabajo más que decente.
Franka Potente, que es quien interpreta a Kate, es correcta en su papel de eterna perseguida, aunque siendo la protagonista, esperaba algo más de ella. Para el resto de actores que aparecen, yo les daría un aprobado justo.