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España España · Valencia
Voto de dragoner:
7
Acción París 2013. Un muro de aislamiento rodea los ghettos de las ciudades. No hay reglas, ni derechos, ni leyes, pues las bandas lo dominan todo. Damien, un oficial de una unidad de élite de la Policía, es un experto en artes marciales y domina, además, las tecnicas de la infiltración. En un momento dado, le encomiendan la misión más arriesgada de su carrera: una potente arma de destrucción masiva ha sido robada por la banda más poderosa del ... [+]
26 de abril de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Francia la situación de algunos barrios es desesperada. Tanto es así que se ha convertido en necesario separarlos del resto de las ciudades. Estos lugares, son zonas sin ley.
La película se desarrolla a una velocidad muy rápida. Gran parte del tiempo que dura el metraje, para ser exactos casi siempre que vemos a los protagonistas huir, lo harán usando una disciplina llamada parkour. Este parkour podría utilizarse como una explicación de la película, pues esta se desarrolla de forma fluida, sin importar los obstáculos a los que se encara. Y es que los protagonistas no están quietos ni un segundo. No paran de dar saltos por tejados y balcones. Por encima de coches y de cualquier manera imaginable. Tiene cierta similitud a lo que Jackie Chan o en general las películas de artes marciales de Hong Kong ofrecen con sus acrobacias. Pero con dos grandes diferencias. La primera es que aquí todo se hace sin cables, sin dobles, sin efectos especiales ni cámaras lentas. Y la segunda es que su fluir también es distinto, porque allí hay más contacto físico y aquí se trata más de ir de un sitio a otro con la mayor facilidad posible. Verles hacer piruetas tan prodigiosas animará a cualquiera. Es mejor que te gusten porque forman gran parte de lo que vamos a ver y son una base fundamental de la película.
El guión de la película es parco y sencillo. Tanto que llega a extrañar que al final de la misma no estemos cansados. Se incluyen algunos golpes de efecto en la trama para avivarla y que no decaiga. Otro atractivo que se le puede encontrar es que en algunos aspectos se aleja, y bastante, del típico guión hecho en Hollywood. Donde sus cánones de lo que es moralmente aceptable, suele encorsetar las películas espantosamente, llevándolas a veces a absurdos y clichés insufribles.
Para terminar de rematarlo, no solo hay acción en la pantalla por medio de los protagonistas, ya que el director parece un alumno avanzado de Tony Scott en sus momentos más inspirados. No teníamos bastante con las acrobacias fantásticas, la cámara no dejará de ir de un lado a otro. Los movimientos de cámara serán continuos y formarán parte de la tónica general de la película. Esto es algo que resulta muy molesto para algunas personas, pero que a mí no lo pareció demasiado. Además, tanto desplazamiento se presta por lo acelerada de la película.
La cantidad de películas francesas que alcanzan renombre no es excesiva, así que los actores no nos resultan tremendamente conocidos. De David Bello podemos decir que esta no era su primera película. Él fue el que fundó el parkour y quien tiene que desarrollar la mayor parte de escenas relacionadas con la disciplina. Su compañero de fatigas, Cyrill Raffaelli, no se queda atrás en acrobacias. En su caso particular, parece especialmente adepto a las artes marciales. La química entre ambos es fuerte, algo que beneficiará a la cinta.
Una curiosa película, que destaca por su inusual guión, y una puesta en escena arriesgada.
dragoner
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