Aparece el tema de la violencia doméstica pero en todas sus dimensiones, no con las anteojeras con que nos la presentan a diario. Aquí no se trata sólo de la violencia del malvado varón contra la inocente fémina (el novio/esposo contra Tonya) sino también de la violencia contra los hijos y ¡oh tabú! resulta que la violenta es la madre. Y también de la violencia de una malvada esposa ¡oh tabú! contra su inocente marido (la madre de Tonya contra su padre).
También está bien tratado el tema del mamoneo en los jurados de las competiciones deportivas y la influencia de los prejuicios en las decisiones de los jueces, prejuicios sociales sobre cuestiones ajenas a la materia que se juzga, muy típico de USA.
El tema de los mass media ya lo tenemos más trillado. Recordemos que Antonio Banderas, cuando estaba veraneando con Melanie en Málaga, se quejaba de que los paparazzi lanzaban botellas de vidrio a la piscina por encima de la tapia para que sus niños se cortasen y poder hacer fotos cuando saliesen a llevarlos al hospital. No nos sorprenden las triquiñuelas de estos, ni siquiera cuando compran a la madre o contratan al ex-marido.
Buena banda sonora y excelentes interpretaciones, sobre todo la madre Allison Janney. Muy bien la narración, y la guinda del pastel viene después del final, cuando están saliendo los créditos y, por debajo de las letras, aparecen escenas originales de la patinadora haciendo sus fantásticas piruetas, de manera que lo sublime queda en segundo plano eclipsado por lo trivial, como una metáfora de la propia vida de la protagonista.