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Voto de Bloody princess:
6
Terror. Drama A los padres de una niña muerta por el brutal ataque de un perro se les concede la oportunidad de pasar 3 días con su hija fallecida. Primera película producida por la famosa Hammer Productions en varias décadas. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2017
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Una joven pareja se ha mudado al tranquilo pueblo irlandés de Wake Wood para superar la trágica muerte de su hija. Cuando pensaban que era imposible soportar la perdida de la niña y que incluso, la pena iba a acabar con la relación, descubren que el pueblo guarda un secreto que puede devolver la felicidad a su vidas.

Y, como no podría ser de otra manera, el responsable de esta película es un irlandés, David Keating que, salvo por un par de películas más y otros tantos documentales, no se ha prodigado mucho por la meca del cine. Aunque Wake Wood se comercializó como una producción de la nuevamente resurgida Hammer, lo cierto es que ésta no invirtió un solo duro en su creación, sino que adquirió los derechos una vez terminada, para su distribución.

Dicho esto, vamos a adentrarnos un poco más en la película, una especie de Pet Semetary (1989) con magia pagana irlandesa de por medio. Porque sí, tendremos a una niña que vuelve de la muerte un tanto cambiada, más que por su aspecto físico, que no acojona como lo hacía Cage en la adaptación de la novela de Stephen King, por sus preferencias a la hora de divertirse. Y es que si el pueblo tiene una serie de normas por la cuáles se te concede el don de recuperar a un ser querido tras su muerte, quien eres tu, aunque seas el mismísimo Little Finger de Game of Thrones (2011 - ), para llevarles la contraría.

Así que como consecuencia de contradecir una de las reglas sobrenaturales del pueblo, tendremos a una niña mortífera, que asesinará a todo aquel que se cruza en su camino, en una espiral de violencia y mala leche muy interesante.

Aunque estemos hablando de una pequeña producción irlandesa, no penséis que han escatimado en sordidez porque hay una cuantas escenas un pelín desagradables, como en la que Aidan Gillen le hace una cesárea a una vaca o el propio ritual para resucitar a los muertos. Hay un elemento bastante curioso que utiliza la gente del pueblo, una especie de ábaco con extrañas propiedades que no terminan de estar muy claras. Por un lado, parece una especie de ordenador arcaico en el que se introducen los datos y características del fallecido y pluf, ¡magia!, le tienes vivito y coleando pero, en otra ocasión, se utiliza para detectar a un posible resucitado fraudulento. Así que no me termina de quedar muy claro la utilidad de este ábaco tan peculiar.

El papel de Eva Birthistle aquí es bastante similar al que interpretaba en la grandiosa The Children (2008). Una joven madre a la que le cuesta ver a sus propios hijos como una amenaza y enfrentarse a ellos con dureza. Como os he comentado antes, Aidan Gillen es el amoroso padre y esposo, capaz de todo por devolver la felicidad a su mujer, rota por el dolor por la muerte de su hija. Y entre los secundarios, cabría destacar a Timothy Spall, el druida y líder del pueblo, que le plantea la posibilidad al matrimonio de recuperar a su hija.

Lo que más me ha gustado de este drama sobrenatural, además de la profunda tristeza y desesperación que trasmiten los padres de la niña, es esa atmósfera oscura de pequeño pueblo escondido de la campiña irlandesa que sigue conservando sus extraños rituales y tradiciones. Todo muy parecido a The Wicker Man (1978), dónde también se veía con cierta suspicacia a la gente que venía de fuera y no les dejaban integrarse en la comunidad.

Interesante cinta de terror con niños mortíferos, en la que el drama de la perdida del ser querido y las consecuencias de quebrantar las reglas divinas, acarren consecuencias terribles. Una película con cierto regusto a las cintas de serie B de estilo gótico, dónde la historia se va desarrollando de manera pausada y el terror es limitado,pero efectivo. Wake Wood no aporta nada que no hallamos visto en numerosas ocasiones, pero sí que es cierto que lo envuelve en un áurea melancólica y creepy que la hacen muy disfrutable.
Bloody princess
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