Pues sí, yo tendría unos 15 o 16 años cuando se estrenó en el cine de verano esta peli. La verdad es que ya se había estrenado en las grandes pantallas del Madrid de entonces, y se trataba de una "reposición" en el cine de verano, cine descubierto, de aquel pueblo de mi juventud. Ahora es cuando, al recordar, me viene a la cabeza alguna melodía de Sabina que decía algo así como: "...hasta que aquella bici de mi niñez se fue quedando sin frenos, y en la peli que pusieron después nunca ganaban los buenos...".

Sin rodeos. La cuestión es que invitamos a ir a verla a dos chavalas, algo mayores que nosotros, y nos sorprendió que nos dijeran que ya la habían visto tres veces, pero que les apetecía venir con nosotros a verla de nuevo. Claro, la película no podía ser tan buena, por lo que se nos aventuraba una de las primeras noches "cinéfilas" más interesantes de todos los tiempos, como así fue. En fin, la cuestión es que la película estuvo entretenida, y me gustó mucho, pero he de confesar que cuando, con el tiempo, la he vuelto a ver, las sensaciones no han sido las mismas.

Le pongo un 7 porque cumplió su función a la perfección, aunque, es evidente que aquella bici de mi niñez también se ha quedado ya sin frenos. Esta crítica la dedico a quien debo dedicársela.