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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Terror. Drama Arthur Kipps es un joven abogado cuya empresa lo envía a un lugar remoto para vender la casa de un cliente que acaba de fallecer. La gestión, aparentemente rutinaria, tropieza con ciertas dificultades: los vecinos se muestran reacios a hablar sobre la casa o a acercarse a ella; además, nadie está dispuesto a admitir la existencia de una mujer de negro que él está seguro de haber visto. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuento gótico no por muy visto menos sobrecogedor, dotado de tal aglomeración de sustos que alguno hay que hasta resulta inesperado y ciertamente aterrador.
Un ojeroso Daniel Radcliffe despojado de sus gafas de carey y el permanentemente asombrado Ciarán Hinds- éste parece no haberse repuesto aún de sus televisivos idus de marzo- componen correctamente unos papeles tan previsibles como buena parte de los sobresaltos antes citados, más por trillados que por escasez de talento; o tal vez lo último sea condición de lo primero. En cualquier caso dos cartones que no lo resultan tanto en la piel de ambos, muy eficaces, actores.
A minimizar la sensación de "deja vu" que rezuma toda la antaño novela hogaño película no ayuda que el género de las mismas sea el tan baqueteado de mansión encantada correteada por niños de tez verdosa y mirada cadavérica.
La ambientación es, probablemente, lo más conseguido de "La mujer de negro". No tanto el gusto casi fetichista y definitivamente cargante que ostenta el director, o el diseñador de producción, por los autómatas de latón, como el páramo arrasado de marea y niebla en que se se aísla la mansión o el irrespirable ambiente que envuelve el pueblo cuyos inocentes cargan con la maldición de la enlutada mujer del título. Esto último, de tan previsible, obvio, de modo que hace de todo punto innecesario recurrir al spoiler.
Encuentro muy positivo el enfoque con que se trata la catarsis final tan habitual de este tipo de cintas, la cual abandona el camino cientos de veces transitado por el que ha devenido la mayor parte del metraje y que, en cambio, acostumbran a recorrer sin ningún pudor muchas otras producciones de este pelaje. Nunca es tarde, dicen.
Carorpar
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