Estupenda opera prima de Steven Spielberg. Concebida originalmente para el formato televisivo, su calidad es tal que no extraña su distribución en grandes salas.
La tensión se masca en el sólido guión firmado por el gran Richard Matheson ("Soy leyenda"), tensión que la aguda mirada de Spielberg desarrolla en "crescendo" terrible hasta llevarnos al borde del síncope. La maestría del joven y talentoso director queda patente desde el arranque mismo del film, cuando una larga secuencia subjetiva se sobreimpresiona con los títulos de crédito conforme la carretera se vacía, con la radio del coche como única banda sonora.
Reverso terrorífico del romanticismo beat que Jack Kerouac y acólitos adscriben a la carretera, "El diablo sobre ruedas" expone una parábola cruel en la que el mal toma la forma de un siniestro tráiler de cuyo conductor no vemos en todo el metraje más que las botas camperas.
Una de las más palmarias demostraciones, en fin, de que el Don verdadero poco tiene que ver con don Dinero.