Inofensiva comedieta de la factoría Apatow, cuyos productos han venido perdiendo fuerza conforme rebajaban la cuota de escatología y abrazaban la comercialidad bienintencionada.
Efectivamente, "Eternamente comprometidos"- ¿quién habrá sido el terrorista, o el subnormal, perpetrador del título español? Tampoco es que el original sea un alarde de agudeza- es un eslabón más en el luctuoso proceso rectificador en que se encuentra el antaño feliz colmillo retorcido de sus responsables.Y, si bien es cierto que conserva alguna que otra situación marca de la casa, la ñoñería acaba por imponerse a la astracanada, los "tequieros" a las blasfemias, y el rubor a la carcajada.
El mostrenco de Jason Segel sigue resultando gracioso, pese a su porfía en enrocarse en el personaje de Marshall Eriksen, o su incapacidad para abandonarlo. Emily Blunt, actriz bastante más completa que su perpetuo prometido, es capaz de robarle cada plano que comparten y disfrazarse de Lady Di sin que nuestro amor por ella se vea menoscabado. En cuanto a Rhys Ifans en las gafas de carey de un reputado catedrático de Psicología Social, qué puedo decir sino que continúo viendo en él al pajillero galés de ese bodrio para menopáusicas que era "Notting Hill". También aquí lo es, galés. Cosas del acento, supongo.