Pésimo telefilm canadiese de pretendido eco-terror. Lanzada directamente al mercado de DVD, a donde debería de haber sido directamente arrojada es al tacho de la basura. Porque "Terror bajo la nieve"- o "Deshielo", dependiendo de qué canal de televisión sin escrúpulos la haya programado para su madrugada del sábado (debería haber salido, o haberme acostado antes)- es, probablemente, uno de los más infames subproductos nunca rodados.
Un obeso Val Kilmer descubre un parásito prehistórico en el cadáver congelado de un mamut lanudo, a partir de lo cual la película pierde todo sentido y el poco interés que hubiera podido suscitar hasta entonces. Porque sus personajes, brillantes expedientes académicos todos- menos el negro, claro-, reaccionan a la crisis comportándose como retrasados mentales y tomando siempre la decisión más desacertada de entre todas las posibles. Y encima hablan, si se puede llamar hablar al intercambio sincopado de perogrulladas con que ilustran su errática conducta.
"Terror bajo la nieve" es tan insultantemente mala que ni siquiera emana el encanto propio de este tipo de producciones, cuyo ínfimo presupuesto y apasionado buen hacer suelen conducir al ojo crítico a observarlas bajo un prisma benevolente. Nada, no caben perdón ni atenuantes, sólo la más firme condena para los perpetradores de semejante horror.
Cualquier parecido con "La cosa", del genial John Carpenter, es mera coincidencia o adormecido inconsciente cinéfilo. Y una afrenta impúdica también.