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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
4
Comedia. Drama Max, el propietario de un restaurante de éxito, y Véro, su ecologista mujer, invitan, como todos los años, a un grupo de amigos a su bella casa de la playa para celebrar el comienzo de las vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, un amigo común, el carismático Ludo, sufre un gravísimo accidente. (FILMAFFINITY)
24 de diciembre de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
... y al resto del mundo nos la trae floja.
Sin paños calientes, "Pequeñas mentiras sin importancia" podría subtitularse, o retitularse, "Gran bazofia sin interés". Su punto de partida es que "El Artista" Jean Dujardin vuelve de fiesta y sufre un brutal atropello cuyas secuelas le impiden irse de vacaciones con sus amigos. A medida que avanza la inexistente trama uno llega a la conclusión de que éstos son un auténtico coñazo, así que, en el fondo- y en la forma- el conductor del camión no le ha hecho sino un favor impagable.
Especie de "aggiornamento" mojigato de la también francesa "Tres amigos, sus mujeres y los otros" y la canadiense francófona "El declive del imperio americano", es infinitamente peor que la primera, a años luz en cuanto a mala baba y talento interpretativo- aquella estaba encabezada por Yves Montand, Michel Piccoli, Serge Reggiani y un jovencísimo Gerard Depardieu-; y sus diálogos carecen del erotismo cáustico de la segunda- "El declive del imperio americano" es el mismo ladrillo que "Pequeñas mentiras sin importancia" y sus personajes también una banda de reprimidos, pero al menos amenizan el suplicio soltando una florida ristra de guarradas por sus académicas bocas.
Todos tenemos el típico amigo prolijo, cuyos chistes y anécdotas se alambican hasta la extenuación. A medio relato uno empieza a sospechar que no habrá un desenlace lo bastante gracioso o interesante como para compensar la plomiza, inacabable escucha. Sólo queda esbozar una sonrisa incómoda y rezar porque no le queden batallitas en la recámara. Pues a individuos de tal ralea recuerda esta película.
Incapaz siquiera de decidirse entre drama, comedia o tragedia, "Pequeñas mentiras sin importancia" sofoca al sufriente espectador bajo un espeso vómito de obviedades sonrojantes y subrayados musicales obscenos, todo ello culminado en una apoteosis rayana en el paroxismo. Por si fuera poco, es más larga que un día sin pan, como si a alguien importaran los pucheros de Cotillard, la homofobia de Cluzet, los ligues de Lellouche o la ex novia de Lafitte.
Definitivamente, Guillaume Canet, actor-director-tío "cool", e infame perpetrador de este bodrio de proporciones siderales, manifiesta mucho mejor gusto a la hora de elegir pareja- casado en primeras nupcias con Diane Kruger y actualmente en concubinato con Marion Cotillard- que a la de escoger, y llevar a cabo, proyectos cinematográficos.
Carorpar
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