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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Ciencia ficción. Thriller. Terror Mientras la nave que los relevará de sus operaciones se acerca, un grupo de astronautas exploradores se topa con un descubrimiento: unas muestras rocosas revelan evidencias microscópicas de vida. Unas horas antes de abandonar el planeta, dos de los astronautas regresan al cavernoso valle donde hallaron las muestras para reunir más hallazgos. Pero uno de ellos sufre un accidente... y su cuerpo es infectado por la misteriosa y terrorífica ... [+]
16 de mayo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Space Horror” irlandés de bajo presupuesto, siquiera estrenada en salas españolas, son datos que probablemente desanimarán a más de uno. No ha sido mi caso. Han supuesto un acicate, de hecho. Llamadme raro, si queréis. Una vez consumada la osadía, me reafirmo en el axioma platónico ―mal que me pese― de que las apariencias engañan. Porque “The Last Days on Mars” es una cinta francamente apreciable.
Haciendo de la necesidad virtud y de la humildad de sus premisas ―zombis marcianos, agáchate que salto― un punto freak a su favor, el cortometrajista de abracadabrante nombre Ruairi Robinson ―sus padres deben de haber intentado compensar el prosaísmo del apellido― entrega una película muy entretenida en la que el suspense de su primera mitad adquiere tintes malsanos hasta de pronto estallar en una enloquecida carrera por la supervivencia que corona un desenlace tan aterrador como sugestivo. Y todo en poco más de hora y media de metraje, demostrando con ello un notable manejo de la narrativa fílmica y, especialmente, de la elipsis ―obligado, supongo, por la precariedad de medios, tal como se evidencia hacia el final, con la llegada del transbordador y el topetazo de su tripulación con unos invitados inesperados, que el espectador conoce sólo a partir de las atropelladas comunicaciones radiofónicas de aquélla.
Pese a lo ajustado del presupuesto, el diseño de producción es sorprendentemente verosímil; particularmente en lo que se refiere a los vehículos de superficie y los interiores de la base, tratados con un mimo poco habitual y, por tanto, muy de agradecer. Me sobran, no obstante, ciertas concesiones al “product placement”, como el menaje Bodum o el hardware de indudable deuda estética con la últimamente omnipresente Apple, pero ya se sabe que poderoso caballero es don Dinero.
Redondea el conjunto un esforzado reparto hecho de secundarios ilustres ―Elias Koteas, Olivia Williams― que encabeza un Liev Schreiber cuya virilidad sosegada aporta el empaque acostumbrado.
En fin, recomendable crossover sin más voluntad que la de divertir al espectador, eludiendo además la tan habitual tentación de insultar su inteligencia. Que no es poco, ojo.
Carorpar
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