Divertidísima película irlandesa, a medio camino entre el thriller y la comedia, que recuerda al Guy Ritchie más gamberro, si bien con unas hechuras formales menos audaces que las de aquellas gloriosas “Lock, Stock and Two Smoking Barrels” (Lock & Stock, 1998) y “Snatch” (Snatch. Cerdos y diamantes, 2000).
Su director, Ian Fitzgibbon, aun visualmente más conservador, insisto, que su indisimulable maestro, firma un entretenimiento sanísimo sin otra pretensión que hacer pasar un buen rato a sus espectadores. Y lo consigue con creces. Porque “Perrier´s Bounty” es un ejemplo de fluidez narrativa y acción indesmayable, salpimentadas con los pellizcos justos de un humor tan irlandés como una pinta de Guinness— o sea, ternura y bizarría a un tiempo. Ustedes se preguntarán el cómo. Ellos no, ni falta que les hace.
Todo lo cual se engalana con un reparto de campanillas en el que sobresale especialmente —y ya es difícil, habida cuenta de la gran altura a la que rayan todos sus integrantes— un Jim Broadbent maravilloso, prodigio de contención para un personaje tan hiperbólico que en manos de muchos otros bien pudiera haber acabado en burda caricatura.
En fin, háganme caso y dediquen noventa minutos, apenas eso, a relajarse a rabiar con este ejemplo de cine de evasión bien entendido. No se van a arrepentir.