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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
8
Comedia. Infantil Kevin McAllister es un niño de ocho años, miembro de una familia numerosa, que accidentalmente se queda abandonado en su casa cuando toda la familia se marcha a pasar las vacaciones a Francia. Kevin aprende a valerse por sí mismo e incluso a protegerse de Harry y Marv, dos bribones que se proponen asaltar todas las casas cerradas de su vecindario. En cuanto su madre lo echa en falta, regresa apresuradamente a Chicago para recuperar a su hijo. (FILMAFFINITY) [+]
2 de enero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el atracón de nostalgia navideña de este curso le toca el turno a «Solo en casa», icono inamovible de las fechas que nos ocupan —a las que, por otra parte, y para alivio de bastantes (indeseables), quedan dos telediarios—.
A priori, la cinta de Chris Columbus y John Hughes no tenía demasiadas papeletas para convertirse en un exitazo comparable al villancico de Mariah Carey —285 millones de dólares sólo en las taquillas americanas—. Bajo presupuesto, protagonista infantil —cierto que revelación de la infravalorada «Solos con nuestro tío» («Uncle Buck», 1989)—, cambio de productora sobre la marcha y un equipo en general bisoño no le auguraban un futuro particularmente halagüeño.
No obstante, el ágil guion escrito a cuatro manos por Hughes y Columbus, la dirección, igualmente dinámica, a cargo de este último, la frescura de un Macaulay Culkin encantador y los fichajes de John Candy y Joe Pesci para el reparto, así como el de John Williams para el «score» dotan al film de una gracia y un empaque verdaderamente inopinados.
Adorna a «Solo en casa» la virtud de conjugar con precisión milimétrica entrañables pasajes transidos de espíritu navideño y situaciones cómicas salpimentadas de mala baba. Asimismo, el último cuarto de película se erige en un homenaje —no sé hasta qué punto consciente, pero de indudable eficacia— al «slapstick» de los albores de cine.
El resultado no podría ser más elocuente: treinta años después de haberla visto por primera vez me sigo riendo a mandíbula batiente con no pocas de sus escenas. No creo que pueda predicarse lo mismo de muchas historias de similar naturaleza. En fin, no me queda sino añadir una cosa: «Quédate con el cambio, sabandija asquerosa».
Carorpar
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