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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama Jack es un boxeador de segunda fila, novio de Nelly. El campeón australiano, Bob Corby, que oculta su verdadera identidad, está enamorado de la misma muchacha. Bob desafía a Jack, al que derrota ampliamente. Pero, para poder estar cerca de Nelly, Bob contrata a Jack para entrenar con él. No pasa mucho tiempo sin que la chica corresponda a los intentos amorosos de Bob. Movido por los celos y el deseo de venganza, Jack reta Bob a combatir ... [+]
27 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El ring” nos parece hoy una película menor dentro de la frutífera carrera de Alfred Hitchcock; no obstante, en su día le permitió gozar de presupuesto e independencia inopinados merced a los estudios British International Pictures, trampolín esencial para un cineasta en evidente formación: no tenía treinta años y había rodado apenas tres películas.
Muchos (falsos) puristas le achacan que es “poco hitchcockiana”, supongo que basándose en la ausencia de un suspense al uso, con falso culpable y coprotagonista rubia. Cierto que la historia —original del propio Hitchcock y de Alma Reville, su esposa y sempiterna colaboradora— presenta un punto melodramático de más, si bien nada fuera de lo normal para los usos de la época. Pese a su convencionalismo, “El ring” sí contiene pasajes en los que se hace un notable desgranamiento de la intriga, como ese primer enfrentamiento entre “One Round” Jack y el campeón australiano Bob Corby al que asistimos desde el obstaculizado punto de vista de Mabel, novia del primero; o la amarga espera de su ya esposo para celebrar una brillante victoria con ella y sus amigos, proto-ejemplo de la concepción hitchcockiana del suspense, magistralmente explicada en sus imprescindibles entrevistas con Truffaut para el libro —la Biblia— “El cine según Hitchcock”: todos sabemos dónde está ella y con quién, incluido su resignado marido, lo angustioso es preguntarse cuándo regresará y qué consecuencias tendrá el flagrante engaño.
Asimismo, encontramos motivos recurrentes en su obra posterior, tomados precisamente del cine mudo y, más en concreto, del expresionismo alemán, del que siempre se reconocerá deudor, caso del claroscuro, los trucajes con los que simular estados alterados de conciencia y, especialmente, los planos de detalle —espirales, bocas y, sobre todo, manos pespuntean de manera característica la narrativa de Hitchcock—. Por otra parte, las escenas de acción, y especialmente, ese combate final, precedente de numerosos filmes de tema pugilístico, están rodados con pericia reseñable.
Carorpar
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