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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Drama. Comedia Stan (Steve Coogan) y Ollie (John C. Reilly), conocidos en castellano como "El gordo y el flaco", se embarcan en su gira de despedida ahora que su época dorada parece haber quedado anclada en el pasado. Con la ayuda de sus respectivas mujeres, Lucille (Shirley Henderson) e Ida (Nina Arianda), ambos logran conquistar al público de las salas de Reino Unido gracias a su peculiar manera de interpretar y de entender el mundo. Este biopic ... [+]
5 de mayo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La decepción —cierto que muy leve— al descubrir que no estamos ante un “biopic” cinematográfico “stricto sensu” se ve pronto compensada por el superlativo trabajo de sus dos protagonistas. En efecto, “Stan & Ollie” recrea la gira —más que meramente alimenticia, desesperada— que en 1953 los otrora celebérrimos Stan Laurel y Oliver Hardy se vieron obligados a hacer por el Reino Unido, con la esperanza de relanzar sus ya marchitas carreras. Sin ahorrarnos las miserias consustanciales a la vejez y al olvido de quienes se contaran entre las más rutilantes estrellas de Hollywood, Jon S. Baird compone un hermoso canto a la amistad, comedia tristísima —con perdón de la torpe antítesis— donde el llanto continuamente amenaza con suceder a la sonrisa.
Tal como apunté al comienzo, el verdadero interés de “Stan & Ollie” radica en las interpretaciones con que nos obsequian Steve Coogan y John C. Reilly. Maquillaje y prótesis aparte —considero que su abuso acaba haciendo que sus portadores se parezcan a las surrealistas imitaciones de Joaquín Reyes, o a los insólitos retratos de Bolívar de que gusta Nicolás Maduro acompañarse en sus apariciones públicas—, ambos actores, cada uno a su modo, se apropian de sus respectivos papeles en admirable ejercicio de mímesis. Que, por ende, no se limiten a un remedo de sus rasgos más reconocibles resulta muy de agradecer, de lo contrario asistiríamos a una colección de tics difícilmente digerible. Son maravillosos la ternura y el desamparo que alcanzan a transmitir, sobre todo el Oliver Hardy encarnado —nunca mejor dicho— por John C. Reilly, capaz de hacernos partícipes del deterioro físico de su personaje, temerosos de que lo ineluctable suceda al fin frente a nuestros ojos. Por una vez y sin que sirva de precedente, agradezco la manida fórmula del “Happy Ending”. Los secundan unas estupendas Shirley Henderson y Nina Arianda, particularmente esta última, en la piel de Ida Kitaeva, la pendenciera sexta (!) esposa de Stan Laurel.
Carorpar
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