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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Comedia Solitario y deprimido, John (John C. Reilly) acaba de saber que su exmujer planea casarse de nuevo. A pesar de todo, inesperadamente, conoce en una fiesta a la guapa y encantadora Molly (Marisa Tomei). Entre ellos surge una relación apasionada hasta que Cyrus (Jonah Hill), el hijo de Molly, entra en escena y se interpone entre ellos. (FILMAFFINITY)
30 de agosto de 2017
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Me ha pasado con “Cyrus” lo que, imagino, a bastantes otros usuarios de la página. A la vista del cartel y, sobre todo, la presencia de Jonah Hill en el reparto, esperaba encontrarme con una gamberrada al estilo Judd Apatow. Su bizarra primera escena no hacía sino venir a confirmar esas sospechas, no me negarán que muy razonablemente fundadas. Sin embargo, cualquier parecido acaba ahí.
A partir de la fiesta y del impagable baile que John C. Reilly le dedica a ese delirio hortera y maravilloso que constituye el “Don´t you want me” de “The Human League”, la historia da un volantazo para adentrarse en los terrenos de un humor tan amargo que cuesta seguir considerándola una comedia. Por extraño que parezca, habida cuenta de los papeles que acostumbra a encarnar, tal golpe de timón coincide con la aparición de Hill. Contenido como pocas veces, el postadolescente sobreprotegido y un poco psicópata que compone es un personaje de antología. Claro que ese físico insólito suyo ayuda bastante en la tarea. Pocos intérpretes le aguantarían el plano a tamaño energúmeno. El gran mérito de la película y de sus responsables, los hermanos Duplass, radica en haberle colocado enfrente —o al lado, no sé— a dos actores superlativos como el mencionado John C. Reilly y Marisa Tomei. Sus intercambios verbales como puñaladas traperas con el primero y el enfermizo vínculo materno-filial que mantiene con la segunda, como si en su día la partera hubiera olvidado cortar el condón umbilical, se entretejen con la atípica, y no obstante hermosa, relación de amor otoñal que vertebra el argumento.
El deslavazado manejo de la cámara, en el que proliferan los zooms y desenfocados un tanto al tuntún, refuerza la impronta “indie” de una cinta que, insisto, y en palabras de John C. Reilly a su ex esposa encarnada por Catherine Keener, otra estupenda actriz, en el transcurso del engañoso pasaje inicial: “no es lo que parece”.
Carorpar
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