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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Intriga. Thriller Richard Hannay está en un music-hall londinense. De repente, suena un disparo y comienza una pelea. En medio del tumulto, una chica asustada le pregunta si puede ir con él. Richard accede y la lleva a su apartamento... (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que planteamiento y desenlace están algo cogidos por los pelos, «39 escalones» es un thriller sumamente entretenido en el que encontrar, plenamente desarrolladas ya, buena parte de las señas de identidad del mago del suspense; no en vano está considerada la cima —una de ellas, al menos— de su filmografía británica. En consecuencia, cuesta poco emparentar «39 escalones» con obras posteriores, más conocidas y mejor dotadas económicamente. Estoy pensando en la excelente «Con la muerte en los talones» («North by Northwest», 1959), de trama muy similar y numerosos planos sencillamente calcados.
El consabido motivo del falso culpable, el ritmo indesmayable y el sentido del humor que impregna muchas de sus escenas se acompañan de los primeros planos y planos detalle heredados de su etapa muda —y que nunca abandonará, confiriendo a su caligrafía fílmica una impronta visual inconfundible—, así como de ciertos rasgos a caballo entre el surrealismo y el expresionismo que posteriormente evolucionarán hacia las pulsiones psicoanalíticas de «Vértigo (De entre los muertos)» («Vertigo», 1958) o «Psicosis» («Psycho», 1960), entre otras.
Un correcto Robert Donat va de Londres a las Highlands escocesas, y de vuelta a la capital inglesa, huyendo de la policía mientras trata de desentrañar los tejemanejes de una organización que responde al enigmático nombre de «los 39 escalones». Todo ello en apenas ochenta minutos, durante los cuales tiene tiempo de saltar de un tren, de un coche y de una comisaría, seducir a tres mozas, disfrazarse de lechero, dar un discurso ante una audiencia entregada, ser detenido —dos veces— y secuestrado, y hasta recibir un balazo. Si eso no es concisión narrativa, que venga Monterroso y lo vea.
Carorpar
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