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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Comedia A pesar de tenerlo todo, J. (Sbaraglia) está bajo los efectos de una gran depresión. En cambio, E. (Fernández), que no posee más que un gato, vive apaciblemente a pesar de haber tenido que volver a casa de su madre. S. (Cámara) intenta volver con su mujer (Segura) dos años después de su ruptura. G. (Darín) recurre a los ansiolíticos para intentar comprender por qué su mujer tiene una aventura. P. (Noriega) pretende seducir a una ... [+]
21 de septiembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cesc Gay había despertado ya cierto interés crítico gracias a “Hotel Room” (1998) y, sobre todo, “Krámpack” (2000) cuando en 2003 dio un puñetazo en la mesa con “En la ciudad”, maravillosa comedia urbana, coral y polifónica, cuyo nutrido reparto interactuaba con naturalidad inaudita, subsumido el brillante guion —obra del propio Gay— al talento de sus intérpretes.
Uno de los sugestivos temas que trataba aquélla, el infantilismo sempiterno del varón, se torna hilo conductor de los diferentes episodios, excelentes todos, algunos incluso superlativos —impagables resultan el encuentro de Luís Tosar y Ricardo Darín o la danza nupcial que Eduardo Noriega ejecuta para Candela Peña—, que componen “Una pistola en cada mano”.
Encontramos aquí buena parte de las señas de identidad de su director, expuestas con sobrada maestría en la insisto que fascinante “En la ciudad”. Así, la cámara se limita a registrar, con distancia respetuosa y elegante cadencia, las evoluciones de unos personajes que parecen salidos mucho más de la vida que de las páginas de un guion. Éstos vienen encarnados, además, por una espléndida nómina de actores, rostros celebérrimos en estado de gracia y dando lo mejor de sí, como picados en su orgullo profesional al tiempo que encantados con los duelos interpretativos en OK Corral a que los ha llevado Cesc Gay.
Aun con sus imperfecciones —el, llamémoslo, “sketch” inicial que protagonizan Eduard Fernández y Leonardo Sbaraglia resulta algo moroso y conlleva, por tanto, un riesgo serio de desanimar a más de un espectador, entre los que reconozco me cuento—, “Una pistola en cada mano” constituye un agridulce y estimulante fresco generacional que bien quisieran para sí otras filmografías más reputadas. Absolutamente recomendable.
Carorpar
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