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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Thriller. Ciencia ficción. Drama En 1984, un joven programador intenta adaptar una caótica novela de fantasía a un vídeojuego. Un desafío alucinante que le llevará a cuestionarse la realidad que le rodea. Película interactiva de "Black Mirror", dirigida por David Slade, en la que el espectador puede tomar decisiones que cambian el rumbo de la historia, entre más de cinco finales posibles y 300 minutos filmados en total. También existe la opción de ver la película sin ... [+]
10 de enero de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Black Mirror” empezó siendo un afilado diagnóstico de nuestras sociedades enfermas y ha acabado convertida en síntoma ella misma, autorreferencial y onanista como un “status” de Facebook. Me temo que su adquisición por Netflix ha tenido bastante que ver en esa metamorfosis.
La aclamada originalidad de su última entrega no me lo parece tanto, toda vez que el formato “elige tu propia aventura” ya se puso en práctica, con éxito ciertamente discutible, en algunos libros y cómics de hace un par de décadas. Se antoja, en cualquier caso, una consecuencia lógica de los tiempos que vivimos, en los que el individualismo capitalista se ha exacerbado hasta rayar en un solipsismo donde, como cantan Lori Meyers, no existe sino “mi” realidad.
Huelga decir que la ambientación ochentera resulta tan novedosa como la mesa auxiliar LACK de IKEA —exacto, la de 10 euros—, me pregunto cuándo explotará la burbuja del “revival”. Igual de previsible que esa subtrama de la que no hay forma humana de escapar, directamente extraída del “Manual de psicoanálisis para principiantes”, capítulo “Trauma infantil”, apartado “Mamás ausentes, papás tóxicos y viceversa”.
La atmósfera es todo lo sombría que cabe esperar de la marca “Black Mirror” y su factura impecable, eso sí hay que concedérselo. No obstante, dados los lujos que sus responsables pueden permitirse a cuenta de las holguras presupuestarias garantizadas por Netflix, un diseño de producción atractivo es lo mínimo exigible.
Al final, tras los oropeles de pretendida novedad se esconde el mismo mal que ha aquejado a infinidad de obras desde que el mundo es mundo, sepultadas hoy en el olvido, igual que —me atrevo a aventurar— sucederá con “Bandersnatch”. Esto es, que no hay una historia de enjundia suficiente. Sin paños calientes, despojada del aparatoso accesorio interactivo —por otra parte, bastante unidireccional y lleno de callejones sin salida, con la consecuente frustración de un eterno retorno al antedicho melodrama de sobremesa—, el argumento es paupérrimo y pespunteado de giros desoladoramente previsibles.
En definitiva, “Bandersnatch” constituye una decepción, no por esperada menos amarga. Sólo me queda añadir el muy cuñado “Black Mirror, tú antes molabas”. Tapoco se merece un reproche mucho más elaborado, la verdad.
Carorpar
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