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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Western. Terror A la localidad de Bright Hope llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O'Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O'Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ... [+]
5 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Bone Tomahawk” me ha supuesto una agradabilísima sorpresa por multitud de razones.
En primer lugar por su naturaleza fieramente independiente y por su apego a unas formas artesanales casi tan prehistóricas —no hay en ella un solo efecto digital, ni falta que le hace— como la banda de indios caníbales a la que se enfrentan sus protagonistas.
En segundo lugar por la revitalización que lleva a cabo de dos géneros tan maltrechos como el western —salvo excepciones, arrumbado por décadas de sofocante corrección política— y el terror —devaluado hasta la afrenta por infinidad de bodrios insufribles—.
En tercer lugar por un reparto lleno de rostros conocidos que se entregan a la causa con inusitada devoción. Especialmente destacadas son las interpretaciones de Kurt Russell como ese sheriff cansado, característico del western crepuscular, y la de un superlativo Richard Jenkins en la piel de su anciano y verborreico ayudante. Los secundan con sumo decoro el televisivo Matthew Fox y un Patrick Wilson que entrega su mejor trabajo hasta la fecha —cierto que no tenía el listón particularmente alto, más bien todo lo contrario—.
La película, escrita y dirigida por el debutante S. Craig Zahler, sorprende desde su mismo arranque. Pocas cintas (comerciales) se atreverían a empezar con un degüello, y bastante torpe —lo perpetra David Arquette, no Jack el destripador— , en primer plano.
A continuación, y durante las dos terceras partes de su generoso metraje, “Bone Tomahawk” discurre por la senda parsimoniosa del westen clásico, con sus praderas inabarcables y conversaciones en torno al fuego de campamento. Las referencias —de “The Searchers” (Centauros del desierto, 1956) a “Unforgiven” (Sin perdón, 1992), pasando por “Rio Bravo” (ídem, 1959) o su fotocopia “El Dorado” (ídem, 1966)— resultan incontables.
Es en su último tercio cuando la historia vira hacia el terror ribeteado de “gore” que le aporta ese pellizco de sazón convirtiéndola en única. El desopilante encuentro con los trogloditas antropófagos constituye un colofón gozosamente enfermizo en el que no faltan las mutilaciones, a cuál más imaginativa, ni una florida colección de disparos a quemarropa.
Impregna la obra toda un sentido del humor muy peculiar, plasmado en sus diálogos de cara de póker que alcanzan una cúspide difícilmente superable en la referencia de Richard Jenkins a la doctrina del “destino manifiesto” y que, de hecho, él mismo se encarga de destacar en su entrevista para el “making of”.
“Bone Tomahawk” es, en fin, una pequeña y sanguinolenta joya a cuyos talladores habrá que seguir la pista muy de cerca. Quién sabe lo que podrían hacer con un presupuesto algo más holgado.
Carorpar
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