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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
4
Drama. Fantástico Maureen, una joven estadounidense en París, se hace cargo del guardarropa de una celebridad. Aunque no le gusta su trabajo, es lo único que encontró para su pagar su estancia mientras espera una manifestación del espíritu de Lewis, su hermano gemelo desaparecido hace poco. Maureen comienza entonces a recibir en su móvil extraños mensajes anónimos. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin paños calientes, “Personal Shopper” es un coñazo insufrible. Parece durar cuatro horas y malamente alcanza la hora y tres cuartos. Qué espanto, qué aburrimiento. La verdad, flaco favor le hace el renombrado festival de Cannes a su propia credibilidad premiando bodrios como el que nos ocupa.
De entrada, no tengo nada en contra del bastardeo de géneros, y el de melodrama urbano con horror gótico en clave “millennial” no me arredraba; al contrario, contaba con asistir a una película, cuando menos, sugestiva. Qué ingenuidad la mía. Olivier Assayas, perpetrador del despropósito y otrora crítico de “Cahiers du Cinéma” —se me acaba de caer un mito, encima eso—, nos regala una ristra de inconexas estampas “boho chic”, apenas hiladas por una amalgama plomiza de fundidos a negro y conversaciones que se quieren lapidarias y no llegan ni a pretenciosas, quedándose en meros diálogos de oligofrénicos. A tal respecto, el intercambio matutino de impresiones entre la alegría de la huerta Kristen Stewart y el nuevo novio de su ex cuñada —casi me hago un lío yo también al formularlo, cosas de franceses— resulta de auténtica antología. En cuanto al elemento terrorífico, las casas encantadas y las sesiones de espiritismo, aun estando más vistas que el TBO, siguen ofreciendo posibilidades. De hecho, se trata de los escasos pasajes de “Personal Shopper” que funcionan. Porque el componente de “thriller" pasional aderezado de cuernos virtuales se ve venir desde bien pronto. Un pecado, el de la previsibilidad, imperdonable en cintas de su especie.
En fin, a “Personal Shopper” y, por extensión, a su envanecido "factotum" se los ha comparado con Hitchcock, Polanski y De Palma, nada menos. Lo cual, convendrán conmigo, se antoja un insulto a los tres maestros, pero sobre todo a la inteligencia de los (cada día más) sufridos espectadores.
Carorpar
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