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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Terror. Thriller Cuando un niño cae enfermo misteriosamente, su madre tendrá que decidir hasta dónde está dispuesta a llegar para protegerle de unas aterradoras fuerzas que estuvieron presentes en su vida pasada. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2022
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Entre sus numerosas virtudes, la República de Irlanda cuenta con una industria audiovisual pequeña pero muy apañada y diríase que especializada en el género de terror, algo de lo que sus admiradores —tanto del país, sus paisajes y paisanajes, como de las películas de miedo— debemos felicitarnos. Y ello merced a directores del «savoir faire» de Ivan Kavanagh.
En efecto, el cineasta dublinés es un artesano de competencia sobradamente probada cuya «El canal» («The Canal», 2014) ya me había dejado con el culo torcido y gratamente sorprendido. La cinta que nos ocupa hace gala de mayor ambición presupuestaria, estilística y, sobre todo, argumental —entremedias rodó un western con John Cusack, «Tierra de violencia» («Never Grow Old», 2019), al que no veo la hora de hincarle el diente— que se reflejan en un empaque diferente, de sala y pantalla grande, si bien más de reestreno que de «première» y alfombra roja.
«Heredero» peca, no obstante, de un excesivo fervor referencial —cuando no reverencial— que va en detrimento de su originalidad. Así, se escuchan ecos demasiado evidentes de, a vuelapluma y sin ánimo exhaustivo: «La semilla del diablo» («Rosemary´s Baby», 1968), «El exorcista» («The Exorcist», 1973), «Déjame entrar» («Låt den rätte komma in», 2008) o incluso la (injustamente) vapuleada «Regresión» («Regression», 2015) de nuestro Amenábar. Sumémosle un esteticismo lumínico a medio camino entre los neones hortera-chic de Winding Refn y la excelente fotografía de Michael Gioulakis en «It Follows» (ídem, 2015).
Con eso y con todo, la habilidad de Kavanagh para construir atmósferas enfermizas permanece incólume. Acierta asimismo entregándole el protagonismo a Andi Matichak, mezcla improbable y ciertamente loca de Saffron Burrows y Carey Mulligan a la que conviene seguir la pista. No tan adecuado se antoja el niño encargado de interpretar a su hijo, un Luke David Blumm que fisonómicamente remite al introvertido Oskar de la citada «Déjame entrar», pero cuyo trabajo resulta algo inexpresivo para el papel. En cuanto a Emile Hirsch, sin duda ha vivido etapas mejores, y el rol de poli bueno no tiene pinta de que vaya a darle nuevos bríos a su languideciente carrera.
Carorpar
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