Divertida comedia francesa sin más pretensiones que hacer pasar un rato agradable al espectador. Una destreza, ésta, que parecen haber olvidado muchos presuntos "autores", entre los que se cuentan varios de nuestros más elogiados próceres cinematográficos.
La fórmula no parece tan complicada: una dirección ágil apoyada en un guión inteligente y en el talento de un reparto sumamente cómodo en papeles, a priori, insólitos. Así, Francis Veber no se complica y, sabedor de que su elenco es un ferrari, lo deja correr a su albur por el seguro trazado de un libreto a la vez amable y agudo- porque, en efecto, el equilibrio no es imposible-. El resultado es delicioso, y, por momentos, antológico. Para muestra, la desopilante escena de Gérard Depardieu describiendo a Daniel Auteuil la erótica de los arrumacos de vestuario entre compañeros de rugby. Astracanadas como ésa salpimentan el tono simpático que late a lo largo de todo el metraje.
"Le Placard" ostenta, además, la rara habilidad de poner punto y final al chiste justo a tiempo de no volverse reiterativo, redondeando con ello un estupendo entremés que pasa sin sentir y deja un grato sabor de boca.