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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Drama Biopic de la obra y vida de la gran Emily Dickinson, una poetisa que paso la mayor parte de su vida en casa de sus padres en Amherst, Massachusetts. La mansión en la que vivió sirve de telón de fondo al retrato de una mujer nada convencional de la que se sabe muy poco. Nacida en 1803, fue considerada una niña con talento, pero un trauma emocional la obligó a dejar los estudios. A partir de ese momento, se retiró de la sociedad y empezó ... [+]
5 de agosto de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo tenía un amigo que, desde la privilegiada atalaya de su cuarto, nos juzgaba al resto de seres humanos con implacable severidad. Esperaba entretanto que la vida fuese a buscarlo para ofrecerle todo el sexo bizarro que gustaba de consumir en Internet. La diferencia entre él y Emily Dickinson es que ésta escribió 1800 poemas, muchos de los cuales se cuentan entre las más perfectas creaciones de la lengua inglesa. Claro que, en casa de la melancólica poetisa no había wifi de alta velocidad.
“A Quiet Passion” —me intrigan los motivos del traductor para no haberse ceñido a la elocuente literalidad— nos ofrece un recorrido por la anodina peripecia vital de Emily Dickinson. Se me escapa el interés que puedan suscitar los quehaceres diarios de quien no abandonó el hogar paterno más que lo estrictamente necesario. Y a partir de cierto momento, ni eso siquiera. En cuanto al feminismo de salón cultivado por un personaje, en su día, tan poco trascendente —hablando en términos de relevancia social—, su impacto hubo de ser muy relativo, cuando no simple y descarnadamente nulo. Por todo ello, me atrevo a decir que Emily Dickinson merecería muchas cosas —por ejemplo, un reconocimiento mucho más temprano de su valía literaria—, pero no un “biopic”. Creo que las vidas de otros paisanos contemporáneos suyos, como Thoreau, Emerson o Whitman, hubieran dado bastante más juego a ese respecto.
Tampoco la reconstrucción histórica fiel constituye aquí un valor añadido, habida cuenta del escaso attrezzo que un escenario tan reducido requiere. Además de que se nos escamotea el único episodio moderadamente sabroso en la biografía de Dickinson: la relación lésbica —si bien es probable que en un plano exclusivamente platónico— que mantuvo con su cuñada. Así, la película acaba pecando de un puritanismo semejante al que pretende denunciar, lo cual, en pleno siglo XXI, resulta particularmente grave.
En lo tocante al reparto, Cynthia Nixon compone su atormentado papel con calculada sobreactuación —me explico: la mesura interpretativa no suele ser premiada—. Keith Carradine, por su parte, soporta el envaramiento y las pelucas del suyo con la digna profesionalidad que acostumbra. Y Jennifer Ehle, en un rol menos definido y, por ende, difícil, transmite una ternura y una humanidad tales que no extraña que su Catelyn Stark fuera descartada tras el piloto de "Game of Thrones" (Juego de tronos, 2011-Actualidad).
Carorpar
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