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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Terror. Fantástico Una familia americana de clase media se traslada a vivir a un idílico barrio, pero dentro de la casa empiezan a suceder cosas extrañas, fenómenos paranormales para los que no hay explicación posible. (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2020
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“Poltergeist” constituye la enésima prueba de que el horror de los ochenta gozaba de un encanto especial; tanto que, pese a los arduos y denodados intentos de la industria actual por replicarlo, poniendo al servicio de la causa una inagotable batería de recursos económicos y técnicos, ésta apenas si ha alcanzado a replicar un puñado de manierismos —“Stranger Things” (ídem, 2016-Actualidad), “It” (ídem, 2017)— que palidecen indefectiblemente en cuanto se los compara con cualquiera de aquellas producciones, sencillas y baratas, pero agraciadas con una honestidad y un amor al género que cuesta encontrar en las calculadas recreaciones de hoy.
La explicación podría radicar en la incorporación de cineastas con una visión más comercial, o —en rigor— familiar, a la nómina de los Hooper —aquí director—, Carpenter o Romero. Es el caso, por ejemplo, de John Landis, responsable, entre otras, de la desopilante “Un hombre lobo americano en Londres” (“An American Werewolf in London”, 1981”; Joe Dante, autor del ya clásico navideño “Gremlins” (ídem, 1984) y, por supuesto, un Steven Spielberg referente ineludible para el antedicho, descafeinado “revival”. El “Rey Midas” de Hollywood escribe y produce la cinta que nos ocupa, matizando la crudeza de Tobe Hooper —factótum de la icónica “La matanza de Texas” (“The Texas Chainsaw Massacre”, 1974)— con media docena de los motivos, imitados hasta el hartazgo, de su cine de entonces. A saber: familia WASP perfectamente avenida, bicis de “cross”, vecindario idílico, “merchandising” como para montar una tienda retro, científicos excéntricos e innegociable “happy ending”.
Ciertos efectos de maquillaje y la súbita proliferación de moco y berridos a partir de su desfasadísimo último tercio vienen a recordarnos que no estamos ante una película de Spielberg —o no al 100%—, que esto no es “Encuentros en la tercera fase” (“Close Encounters of the Third Kind”, 1977) ni “ET: el extraterrestre” (“ET. The Extra-Terrestrial”, 1982). También se aprecia la mano sabia e implacable de Tobe Hooper en el desasosegador planteamiento, donde se incluyen algunos de los pasajes más recordados de la película y del cine de terror en su conjunto: no importa cuántas veces hayamos visto a la angelical niña Carol Anne frente al televisor desintonizado, porque su escalofriante advertencia a cámara —y, por ende, al espectador— siguen poniendo los pelos como escarpias. “Ya están aquí”.
Carorpar
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