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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Thriller. Terror Después de que su exnovia le deje, John conoce a sus dos hermosas vecinas, Anne y Kim. Es la primera vez que se ven y, sin embargo, las dos chicas parecen conocer todo sobre su vida. El comportamiento provocador de las dos hermanas resulta incómodo para John pero Anne lo convence de que se quede con su hermana, trastornada por un supuesto ultraje, mientras ella debe salir. En un extraño juego de seducción, Kim lo guía por su laberíntico ... [+]
4 de enero de 2022
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Estupendo terror psicológico, sofocante y polanskiano; de hecho, destaca la impronta de dos de las obras maestras del genio proscrito: «Repulsión» («Repulsion», 1965) y «El quimérico inquilino» («Le locataire», 1976). Asimismo encontramos un puñado de escenas que remiten poderosamente a David Lynch. No cabe, por tanto, esperar una historia poco sazonada, precisamente. Tanto es así, que extraña su inclusión en el melifluo catálogo de Netflix.
Con presupuesto cartujo —buena parte del cual, supongo, se destinaría encima a satisfacer los emolumentos de Michael Nyqvist, gran estrella del cine sueco—, grano espeso como el gotelé, escenografía minúscula y reparto en los huesos, «Naboer» pone los pelos de punta al espectador más encallecido. Lo que en principio apuntaba a thriller erótico con una cuota generosa de remordimientos «post coitum» va dejándonos pistas de que posiblemente nos encontremos ante un producto (todavía) más enfermizo hasta llegar a un punto final que a su vez es punto de partida. Todo ello ejemplifica una pericia narrativa que, pese a no constituir tampoco ningún prodigio digno de asombro, al menos tiene la decencia de manifestar cierto respeto intelectual por un público que de un tiempo a esta parte viene siendo víctima de graves afrentas argumentales.
Pål Sletaune, quien también firma el guion, nos empuja sin piedad a los abismos de la locura. Setenta y cinco minutos —hasta la brevedad del metraje, que redunda en una concisión muy de agradecer, se antoja desusada— de «miedo y asco en» la civilizadísima Noruega, tras los que vamos a necesitar una ducha y un vaso de algo muy fuerte. Qué estupendo mal rato; eso sí —insisto—, no apto para paladares delicados.
Carorpar
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