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Voto de Vitriolo:
2
19 de julio de 2009
46 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía aquel eslogan publicitario de Pirelli: "la potencia sin control no sirve de nada". Pues bien, en esta ocasión Jarmusch ha puesto el coche en marcha, lo ha dejado en ralentí y lo ha despeñado -ni él sabe por dónde.
Me explico. Por lo visto, el tito Jarmusch está un poco quemado (incluso resentido) con las altas esferas de poder y su desafiante y prepotente visión del mundo. Correcto. Pero no se le ha ocurrido mejor manera de abordar el tema que a través de eternos planos fijos y patéticos juegos de palabras, resaltados desde la más cansina de las redundancias (...a ello hay que añadir el cursillo gratuito de Tai Chi acoplado a la historia).
En definitiva, un tostón limitado en ideas e incluso pretensiones donde el control está más bien en manos del espectador, que por su bien debiera no dejarse seducir por la -efimerísima- presencia de algunas estrellas internacionales y patrias.
Me explico. Por lo visto, el tito Jarmusch está un poco quemado (incluso resentido) con las altas esferas de poder y su desafiante y prepotente visión del mundo. Correcto. Pero no se le ha ocurrido mejor manera de abordar el tema que a través de eternos planos fijos y patéticos juegos de palabras, resaltados desde la más cansina de las redundancias (...a ello hay que añadir el cursillo gratuito de Tai Chi acoplado a la historia).
En definitiva, un tostón limitado en ideas e incluso pretensiones donde el control está más bien en manos del espectador, que por su bien debiera no dejarse seducir por la -efimerísima- presencia de algunas estrellas internacionales y patrias.