Netflix ha dado de lleno con esta serie. Y teniendo en cuenta la cantidad de bodrios que factura últimamente, es todo un logro. No he podido evitar recordar mi niñez, con series como Dragones y mazmorras y todas esos dibujos animados que tanto nos gustaban en aquellos maravillosos 80 (ahora tan de moda y tan mal traidos. Es gracioso como muchos chavales de 20 y 30 quieren hacer ver que vivieron esos años). Tiene mucho humor sin caer en la patanería o en bromas bobaliconas, pero sin dejar de atreverse a ser tonta por momentos y eso no es nada fácil. Tiene un drama con el que es muy fácil empatizar sin caer en la lágrima fácil o en los típicos argumentos de las series para adolescentes de clase alta americanos. Y plantea dilemas morales para que tú los resuelvas solo. Presenta realidades de la naturaleza humana. Como que, por ejemplo, gente buena puede hacer cosas malas. Y a veces, los malos tienen una razón más humana que la simple sed de destrucción. La animación está muy cuidada. Al contrario de lo que se pueda opinar, el formato "cell Shading" va muy, pero que muy, bien con el género que trata. Y las actuaciones de los actores de doblaje, es sobresaliente. Por desgracia, no pasa lo mismo en la versión doblada al castellano, así que recomiendo verla en versión original y así disfrutar de la serie como se merece. Tal y como está planteada, se supone que constará de 4 temporadas. Esperemos que lo tengan todo bien atado y no decaiga.