No, Alex, no. El ser Presidente de la Academia no debería ser suficiente para que sus miembros te hagan la pelota y te voten en los Goya y te lleves varios premios (algunos merecidos, no lo vamos a negar, sí se lo llevaran Antonio de la Torre o Reyes Abades) pero no el de Director ni el de guión (¡Ay, cómo se nota la falta de Jorge Guerricaechevarria) ni el de mejor película porque sería una broma macabra típica de tus personajes.

Unos primeros minutos brillantes con unos de los mejores títulos de crédito vistos en España (que no se prodiga mucho en el cine español) que se van desinflando igual que un balón pinchado.

Llega el momento el momento dónde Alex empieza a desvariar con incongruencias no sólo históricas (que las hay) sino de la propia historia.

Sube y baja por una montaña rusa que va desde ¿homenajes? a Fellini, Hitchcock y, lo peor, a sí mismo (demasiadas reminiscencias a sus otras títulos).

La idea es buena y creo que busca resarcirse del fracaso de público y crítica de “Muertos de Risa” (mejor acabada) adaptando la historia a dos épocas muy concretas, la Guerra Civil y las postrimerías del franquismo para, a través de parábolas, hacer una crítica de ambas épocas y de lo que es España.

La historia avanza a trompicones. Hay momentos altos y momentos que son verdaderamente puntos muertos que no aportan nada de nada.

De las actuaciones destacar al ya mencionado Antonio de la Torre. Carlos Areces lo intenta pero se queda en el camino y está mejor en la segunda parte (en una interpretación de Jocker particular) y de Carolina Bang indicar que es mona pero no trasmite la sensación “femme fatale” que hace que se desencadene la tragedia y arrastre a estos dos hombres al abismo.

Esta mezcla de “La Parada de los Monstruos” con el Jocker, violencia a raudales, malos tratos, sexo adictivo y amor no tan puro deja un regusto a un alimento en mal estado.