Con la colaboración inestimable de su musa habitual, la gran ( y a veces como aquí grandísima) Juliette Binoche, el francés Olivier Assayas nos propone en “Clouds of Sils María” un fascinante juego de espejos y máscaras que en una primera y más superficial lectura debería de entenderse como un homenaje sentido hacia el mundo del teatro y hacia la profesión de actor. La diva que protagoniza su film tiene ante sí la oportunidad de volver a participar en la obra que la encumbró a la fama en el pasado, encarnando lógicamente a otro personaje, la mujer madura que da réplica a la joven que interpretó la primera vez. Un recurso que sirve a Binoche y a Assayas para explorar en los efectos devastadores del tiempo así como en la relación entre el actor y sus personajes.

Las referencias evidentes a Bergman y a “Persona” entran en escena cuando aparece la antagonista de la diva. María, que así se llama esta, no puede evitar la tentación de mirarse en el espejo de Jo- Ann, que ese es el nombre de aquella, una joven actriz con mucho futuro que viene de arrasar protagonizando un blockbuster hollywoodiense de superhéroes (sí, sí, como en “Birdman”). No obstante, el núcleo de la película pivota sobre la relación que se establece entre Maria y su secretaria personal, Valentine, una joven que vive pegada a un teléfono móvil y a una realidad de la que su jefa optó por desertar tiempo atrás. Valentine, irreconocible Kristen Stewart que parece definitivamente dispuesta a dejar atrás los crepusculares comienzos de su carrera, se convertirá en otro espejo en el que María pueda mirarse cuando se preste a jugar el papel de Jo-Ann en los ensayos de la obra que debe representar.

Diálogos insuperables, una bellísima y espectacular fotografía, una Binoche antológica, cuidada y elegante puesta en escena ... A “Clouds of Sils Marie” no le viene para nada grande la etiqueta de obra maestra. Bergman, Bresson, Mankiewizck son referentes que tampoco molestan en absoluto. Ojalá en el futuro Sils Marie pueda ser un referente más