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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
7
Western. Drama Jay (Kodi Smit-McPhee) es un joven aristócrata escocés que, en pleno siglo XIX, llega al viejo Oeste americano para emprender un viaje que le permita reunirse con la mujer que ama. En el camino se cruza con un misterioso y tramposo forajido (Michael Fassbender), que se ofrece a acompañarle en su aventura. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno se para a pensar detenidamente, en realidad “Slow west” no descubre la pólvora, ni nos enseña nada nuevo, ni transita caminos que no haya recorrido antes nadie. Sí, desde luego, la propuesta resulta de lo más exótica y bizarra: un western dirigido por un escocés, coproducido entre Reino Unido y Nueva Zelanda y rodado en este último país, un escenario ciertamente más propicio para fantasías de elfos y orcos que para leyendas de cowboys y pieles rojas.

Lo cierto es que hace tiempo que el western ya no es lo que era. Y que ha tenido que reinventarse y crecerse ante las adversidades; un género al que muchos dan por muerto, pero que de vez en cuando nos sorprende y sobresalta con algún lúcido estertor. El lirismo que desprende esta bella y curiosa película es también ese lirismo forjado a base de sangre y poesía que del maestro Peckinpah heredaron otros después (léase Tarantino, lease el Andrew Dominik de “El asesinato de Jesse James…). Por sus venas corre también la sangre irlandesa de Ford y asoma la camaradería típica que vemos en las películas de Hawks. La silueta de Michael Fassbender se recorta en el horizonte para salvar de las garras del mal a su joven amigo, y para recordarnos lejanamente al Eastwood más genuino... En fin, por influencias que no quede.

Y puede que en el fondo “Slow west” no sea un western. O sí, da igual, es lo de menos. Lo que subyace es su historia de amor, la búsqueda de un amor desesperado, y el encuentro de una inesperada amistad.

No cabe duda de que los mayores méritos que presenta este interesante debut cinematográfico de John McLean recaen en sus aspectos más visuales con una deslumbrante puesta en escena, y un acertado uso de la fotografía que nos ayuda a asimilar sin problemas el tránsito de la vieja y aristocrática Europa al luminoso Nuevo Mundo. Su mayor defecto lo encontramos sin embargo en un ritmo marcadamente desigual que acaba dañando el conjunto. Si habitualmente nos quejamos de lo largas que se nos hacen algunas películas, aquí sucede justo al revés. Mc Lean se propone contarnos en apenas hora y veinte una historia que sin duda requería de un poco más de desarrollo y por tanto de un mayor minutaje.
Juan Solo
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