Un hombre sale de la cárcel después de haber cumplido una condena de cuatro años en prisión tras haber cometido un robo. Al salir, su hermano, que también participó en el robo pero tuvo más suerte y se fue de rositas, será el encargado de intentar que la sociedad vuelva a aceptarle. No será, por supuesto una tarea sencilla. La redención nunca es sencilla en ninguno de estos thillers que, como “The Ardennes” presentan ya de entrada a unos personajes marcados por su destino, atrapados por su pasado y por lo general abocados a un final trágico. Carne de cañón, en definitiva. Kenny, nuestro protagonista lo es, y lo sabemos desde el principio, en parte por su carácter virulento e impetuoso, en parte porque el pasado en estos casos siempre vuelve a hacerte la puñeta y a ajustar las cuentas, y además cuatro años en la cárcel no pasan en balde.

“The Ardennes” se ajusta pues desde su arranque a los cánones habituales del género. No obstante, su debutante director, se las apaña para desarrollar un guión que, pese a alguna irregularidad, avanza a base de sorpresas y de giros que no están del todo mal llevados. Sabe desplegar la tensión necesaria para que la historia no se le vaya mucho de las manos y se siga con interés. Y eso que algún impacto sobre impacto se nota que está hecho para rizar el rizo y, francamente…. El director se apunta otro tanto con el certero retrato psicológico de sus dos protagonistas principales, no así en algún secundario que se nos podía haber presentado algo mejor.

Aún así y todo, el resultado es satisfactorio. Un thriller impactante con aromas de tragedia griega que se masca ya desde el principio. Las Ardenas pasa de ser el lugar idílico al que pretenden largarse sus protagonistas para partir de cero y comenzar una nueva vida a convertirse en el escenario de una pesadilla. Tratándose de las Ardenas, un lugar rodeado de carros de combate y de minas de la Gran Guerra, tampoco se esperaba menos.