Dicen que el ser humano es el único que se tropieza dos veces con la misma piedra y no es cierto. Mi perro es ciego y el otro día lo llevé al monte y se tropezó 7 veces con la silla donde estaba yo sentado hablando con mis colegas. Se hizo un chichón del tamaño de Oklahoma. Seguro que no es el único.

Muy bien, ¿Cuál es mi tremendo error? ¿La piedra con la que he chocado en innumerables ocasiones? Pues bien, es: ver una película que de antemano sé que va a ser mala. Así me paso con Terminator III, con cualquier peli de Tom Hanks y con ésta.

No os miento, Ocean Eleven me pareció una grandísima película, buena en su género (masculino). Sin embargo, parece ser que Ocean´s Twelve fue un error catástrofico - como ya había previsto antes de comenzar a verla con mi difunta pareja sentimental, una rusa tetona llamada Roberto González - la película resultó ser carente de todo lo que era sobrante la anterior.

Así, por ejemplo, en la anterior teníamos una historia cojonuda. 11 hombres, cual equipo de futbol sudoroso, pretendían robar un casino. ¿Era un casino? Casino creo, sí casi no me acuerdo. (juego de palabras para aquellos que no lo entiendan juego con la palabra CASINO y las dos palabras CASI NO)

En ésta nueva versión, 11 hombres (más una chica que sobra totalmente, Katerina Dobleuve Jones, la mujer del sexoadicto Douglas) se reúnen de una manera estúpida para una sucesión de actos estúpidos. En la primera película tenía sentido, en ésta no. Basta ver su primera media hora en la que Andy Lucas García se dedica a perseguir cual asesino a sueldo a todos los eleven boys. Repugnante.

Ni siquiera ver en pantalla al atractivo Brad Pito o a Jorge Cloonado nos llega a sacar de la indiferencia que sentimos al verla.

Esteban Sodarraballo, segundas partes nunca fueron buenas. Por eso, tu mujer te dejó cuando volvieron tirándose a Matt Damon, tu segunda hija no fue tan atractiva como la primera o esta segunda película es una basura respecto a la anterior.

Por cierto, lo que sí corre por mis venas es sangre.