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Voto de Migue Muñoz:
7
Terror Josh (Patrick Wilson), su esposa Renai (Rose Byrne) y sus tres hijos acaban de mudarse a una vieja casa. Pero, tras un desgraciado accidente, uno de los niños entra en coma y, al mismo tiempo, empiezan a producirse en la casa extraños fenómenos que aterrorizan a la familia. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las entregas de la saga 'Saw', no han hecho más que ocultar dentro de la filmografía básica de Wan notables ejercicios de estilo dónde el thriller, el fantástico y el grand guignol alcanzaban cotas memorables como las visualizadas en el muy respetable homenaje a títulos hammerianos en El silencio desde el mal (2007) o con ínfulas setenteras de géneros potentes con Sentencia de muerte (2007).

Con 'Insidious', labra la excusa de las casas encantadas, las moradas que infectan el adn familiar, así como la dicotomía de inexplicable teoría científica en torno al fantasma parásito y el legado genético en tiempos de crisis emocional y social, con brusco desarrollo narrativo, sin perder tiempo con clicheadas explicaciones dramáticas, el uso de la elipsis para avanzar el relato en pro del poderío visual de la propuesta.

Tan siniestro como la sacudida por parte de un cuerpo escondido en el interior de un saco en la magistral 'Audition' (Takashi Miike, 1999), las apariciones misteriosas ipso facto en el Lynch más oscuro, las visiones espeluznantes durante las grabaciones cumpleañeras en video doméstico en 'El sexto sentido' o 'Señales' (M. Night Shyamalan, 1999 y 2002) o las ya clásicas secuencias rodadas con steadicam en uno de los pasillos del Hotel Overlook de 'El resplandor' (Stanley Kubrick, 1980), el gran acierto de Insidious es el estimulante batiburrillo de apariciones tétricas, las estampas amenazantes que circulan por su puesta en escena y la preparación hacia un clímax final acentuado por un aterrador viaje parapsicológico por dentro de la mente.

Ese poderío visual es el que hacer subir enteros a una película que lucha contra los puntos muertos llenos de explicación lógica que muchos productos de su clase arrastran tras de sí, y propone la idea del espectro como parásito emocional, familiar y social, incrustando hasta diversos subniveles de lectura. Al igual que uno de los anuncios virales más divertidos de los últimos años: ¡No te fíes de las fotos de perfil! De la agencia londinense con sede en Estados Unidos, The Viral Factory, la película de Wan (producida por Jason Blum y Oren Peli, artífices de Paranormal activity) propone la posibilidad de reflexionar sobre el monstruo latente que inconscientemente incubamos en nuestro interior y que las nuevas tecnologías con uso doméstico o las redes sociales de uso masivo pueden seguir ocultando, o mostrando, con la misma facilidad con la que admitimos que no creemos en fantasmas, pero somos conscientes de la siniestralidad de nuestro prójimo.
Migue Muñoz
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