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España España · http://www.koult.es/ Castellón
Voto de Migue Muñoz:
10
7,4
23.304
Animación. Fantástico. Aventuras. Infantil La historia se centra en Sosuke, un chico de 5 años, y su relación con una princesa pez que ansía convertirse en un ser humano. Libre adaptación de "La sirenita" que obtuvo muy buena acogida de la crítica en el Festival de Venecia 2008.
7 de junio de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afortunadamente, el casi septuagenario Hayao Miyazaki no parece cumplir el frecuente rumor sobre su abandono del cine. Afortunadamente, su último trabajo, Ponyo en el acantilado, no tiene cariz testamentario sino todo lo contrario: rejuvenecimiento artístico, primavera autoral, pelicula contracorriente que fluye libremente bajo la misma columna vertebral de la imaginación de un niño de cinco años; inocencia y sabiduría sutil y auténtico dominio de la técnica sobre la emoción narrativa.

La historia es sencilla y el global podría equipararse a la modestia de Nicky, la aprendiz de bruja (1989) y la sensibilidad suprema de Mi vecino Totoro (1988) y con un diluir transparente de los colores sobre el agua omnipresente: soltura y brillantez aferradas con firmeza a un genuino lirismo. Miyazaki sigue siendo profundamente humanista y devuelve la emoción abandonada de los clásicos. Sería más interesante realizar un estudio comparativo entre el japonés y Chaplin, Ford, Ozu o Erice que intentar atrapar líneas paralelas entre Ponyo y Buscando a Nemo (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003). El peso de la figura paterna o materna y el desequilibrio que se halla ante la no presencia habitual (física o no) de una de ambas vuelve aponyo retomarse en la última producción del Studio Ghibli.

En lo formal, el tono acuarela da cuerpo a unos dibujos con alma transparente que como al tacto de un pescado resbalan y vuelan más alto para dejarnos ver el fondo del lienzo (la inmensidad del plano dibujado y animado). Superposicion de capas y texturas que connotan una felicidad por la aventura vivida, también inculcada por la siempre lírica y emocionante música del compositor Joe Hisaishi, el cual se atreve incluso a homanajear a Wagner y sus Valkyrias en la genial, ponyo_08potente y fascinante secuencia del Tsunami atacando por las curvas del acantilado. Aunque, respecto al trazo y el trabajo de los volúmenes, lo que provoca a los sentidos más sensibles y enternecedores es la capacidad del dibujo a la hora de limar totalmente el cuerpo, rostro, figura y movimiento de la mismísima Ponyo. Su conversión de pez a niña y de niña a pez. En ello está subyugado todo nuestro proceso vital, así como el inocente alumbramiento del arte de la animación. Un trabajo que también puede recordar a cierta velocidad de movimientos compositivos de Conan, el niño del futuro (1978) o al personaje de la llama parlante de El Castillo Ambulante (2004).

Ponyo en el acantilado está enfocada para todo tipo de público y su sencillez es tan abrumadora que no es nada dificil que durante la proyección cada uno de los espectadores saque a relucir la luz de la inocencia infantil.
Migue Muñoz
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