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España España · http://www.koult.es/ Castellón
Voto de Migue Muñoz:
9
Comedia. Drama Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera ... [+]
29 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en una de las cimas de la filmografía coeniana ('El hombre que nunca estuvo allí', 2001) un platillo volante hace aparición en medio de una historia de cine negro, la sensación inicial no parece conllevar ninguna justificación lógica narrativa pero, más que una marcianada de los autores de Minneapolis, más adelante se llegará a comprender que el punto de vista que intentan depurar no esta tan lejos de la incomprensión inicial que podría traer consigo un recién llegado a la Tierra desde un planeta exterior. Seguramente, por alcanzar un reflejo casi absoluto de este particular estilo autoral, 'Un tipo serio' resulta ser una de las mejores (sino la mejor) película de los Coen de la última década y una de las que más inputs coenianos lleva en su alma interior.

Comienza como si 'El violinista en el tejado' hubiera sido inspirada por un sketch de los Monty Python, va desarrollándose como si al tono lánguido de 'Revolutionary Road' se le aplicara un baño de cinismo y se enfila hacia su ‘no final‘ a través de oníricas secuencias donde convergen el sintoma del rol masculino de la novela contemporánea made in Haruki Murakami.

'Un tipo serio' puede considerarse una autobiografía de las raices judias de sus propios autores, mucho más venenosa que los 'Días de radio' de Woody Allen, por ejemplo, pero en el fondo es más. Mucho más que una comedia dramática al uso, una sensación intransferible por ese punto de vista y estilo narrativo depurado que hace que sea igual de marciano un plano de un aparcamiento de centro comercial, un tornado amenazando una pequeña comunidad que un delirio onírico. Los Coen nos muestran recuerdos y fábulas judías como si el espectro de la existencia fuera algo inquietante que se llega a comprender menos cuanto más se accede a ello.

Principio de incertidumbre bañando todo el relato: cuesta aceptar tal estímulo narrativo pero si el espectador logra dejarse llevar por los encuadres milimétricos y el viaje subjetivo hacia la ‘no verdad’ de la vida de Larry (como sí se tratase del fuera de campo de un cuadro de René Magritte), puede acceder a uno de lo ejercicios de estilo más estimulantes de los autores de 'Sangre fácil'.

¿Comedia, drama, tragicomedia, delirio existencial? Riansé ustedes de la acidez de 'American Beauty' y 'Revolutionary Road' porque los Coen han logrado el doble de efecto haciendo un batiburrillo de ambas pero con personal e intransferible punto de vista marciano, y piensen en lo que daría esta historia para una serie de la HBO.
Migue Muñoz
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