Sin duda alguna, es la película más fallida y decepcionante que he visto. La única ventaja de haberla visto es poder despacharse con ella cuando surge la ocasión.
No sé dónde estaba el instinto del director mientras estaba rodando esto, pero el producto es de vergüenza ajena. Por momentos, parece dirigida por un niño de párvulos. El estelar reparto no se nota en absoluto, con especial mención a un Gabriel Byrne que está forzadísimo, y algunas escenas rebosan ridículo gracias a un guión y actuaciones que no se los fuma ni Melendi. No es que sea mala; es que es ridícula. Y lo es a pesar de haber contado con 1- ese presupuesto, 2- ese reparto, y 3- el famoso libro de Dumas como base de la historia. Sí, señores; esto es el más difícil todavía. Y por ese contraste entre las posibilidades y el resultado final, la considero imperdonable y un magistral ejemplo de lo que es un fracaso.
Algunas localizaciones y una fotografía destacable la salvan del cero.