En vez de una crítica, cuando han pasado ya dos años desde su estreno, creo que no debería preocuparme por condicionar a quien, sin haberla visto, lea este texto. Así que, aviso: tan sólo pretendo hacer un homenaje a esta delicada y sutil obra de arte.

Como ya hizo en American Beauty, Sam Mendes vuelve a conseguir plasmar con absoluta maestría la cara fea de esta, a menudo tan postiza, sociedad en la que vivimos. Impecable y doloroso retrato de un amor que, tristemente, acaba rindiéndose ante convencionalismos e ilusiones frustradas.

Magnífico Leonardo DiCaprio. Kate Winslet está absolutamente magistral, en el que es, hasta ahora, (al menos para mi) el mejor papel de su carrera. El dramatismo y la feroz intensidad de sus personajes consiguen llegarte al corazón.

Una película que a nadie dejará indiferente, que invita a pensar y, estoy seguro, que a muchos, nos habrá removido en lo más hondo de nuestra conciencias.

¡Bravo por el buen cine!