Sin llegar a la maravillosa cota de cine puro que logró en su FABULOSA Distrito 9, el magnífico narrador vuelve a hacer una alegoría encubierta del Apartheid, esta vez sin extraterrestres tipo bicho plagando cada escena, pero con un ritmo frenético y una tensión asegurada, lo que en una cinta de acción ya es más que deseable.
Aquí, la división grupal, entre ricos y pobres esta vez, está en Elysium, una especie de Paraíso alejado del desastre terrenal en el que no existe el dolor ni la enfermedad, pues los avances llegan hasta a eliminar las células cancerígenas a la par que te bronceas en una megasun ciberespacial.
El ternesco y cada vez mejor Matt Damon decide plantar cara. Es el héroe prototípico pero estupendamente interpretado y colarse en Elysium con el único artefacto capaz de poner a la repulsiva Jodie Foster, que vuelve a estar normalita y poco más en su sitio.
Buenos efectos de imagen y sonoros, espectacular sentido del ritmo en la narración y muchas ganas de que Blomkamp nos haga otra peli.
Un gustazo, la verdad.
Aunque la dicción de la Foster me cuesta horrores de pillar...

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