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España España · asturias
Voto de javieritos:
9
Comedia. Terror Viago, Deacon y Vladislav son tres vampiros que comparten piso en Nueva Zelanda. Hacen lo posible por adaptarse a la sociedad moderna: pagan el alquiler, se reparten las tareas domésticas e intentan que les inviten a entrar en los clubs. Una vida normal, salvo por una pequeña diferencia: son inmortales y tienen que alimentarse de sangre humana. Cuando su compañero del sótano, Petyr, convierte en vampiro a Nick, nuestros protagonistas ... [+]
11 de octubre de 2014
54 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los neozelandeses Taika Cohen y Jemaine Clement, creadores de Flight of the Conchords y Eagle vs. Shark llegan a Sitges para hacernos pasar uno de los mejores ratos del festival con una comedia vampírica que es mucho más en el fondo y que arrasó en Toronto. La cinta sigue las (no) vidas y movidas de los inadaptados Viago (Taika Waititi), Deacon (Jonathan Brugh), y Vladislav (Jemaine Clement), tres compañeros que comparten una casa en los suburbios de Wellington y afrontan la situación actual y los obstáculos y trabas que nos van poniendo día a día, pero con una peculiaridad, los tres son vampiros inmortales ansiosos de sangre humana. Salvando esa peculiaridad, y que tienen ciento y pico años, la peli nos relata el día a día, complicado y difícil de los muchachos, que tienen que hacer piruetas para pagar el alquiler, cumplir con las tareas del hogar, ir a los pubs de moda y superar los roces de la convivencia que todos los que hemos compartido piso nos sabemos de memoria. A lo que no todos estamos tan acostumbrados es a tener que asesinar, mutilar y beber sangre humana, que es el otro apartado de la vida de nuestros protagonistas, igualmente divertido y fascinante. Pasamos parte de las 48 horas de grabación, con estos tres vagos vampiros que no dejan de discutir sobre las tareas de la casa mientras planean la forma para atraer a su próxima víctima humana a la guarida para “llenar el frigo”. Esta premisa disparatada, con un sentido del humor espléndido es un vivo reflejo del cine que algunos cineastas de Nueva Zelanda se empeñan por sacar adelante y que tiene sus más claros orígenes en el inmenso Peter Jackson y sus clásicos de culto Bad Taste (1987) y Brain Dead, tu madre se ha comido a mi perro, (1992), cintas que con su bajo presupuesto se fijaron el exceso salvaje, brutal y divertido como objetivo y que hoy en día nadie se atrevería a menospreciar. Pues bien, en la peli que nos ocupa, los personajes son igualmente extremos, y sus directores los enfrentan a situaciones cotidianas que desde su punto de vista son absolutamente desternillantes. Humor a raudales, negro y macabro, estupendos aspectos técnico e interpretativo, (el sólido elenco está francamente perfecto, a destacar Jonathon Brugh-yo casi me muero de risa con su hilarante bailecito torpe), la única pega que uno puede ponerle después de disfrutarla a saco es su desarrollo demasiado convencional y no tener un final excesivo y salvaje como era de esperar.
El esfuerzo de llevar el argumento al género del falso documental, saturado como pocos, beneficia totalmente a la peli, que se permite incluso inventarse un organismo financiador como la “Junta Documental de Nueva Zelanda”, inexistente.
Usando la cámara como su propia herramienta, y como oportunidad de lucirse y destacar por encima de sus compis de piso, cada uno trata de superar las habilidades que utilizan los otros, como en la desternillante escena de la levitación. Cuando un recién converso presume de sus habilidades, nuestros protas tendrán que ingeniárselas, porque hasta ahora sólo se habían preocupado de sus problemas de vestuario (de partirse la caja, porque al no reflejarse en los espejos se tienen que dar consejos de moda), tratar de ir de fiesta a sitios donde nadie les invita y demás, todo narrado con una sucesión de gags vampíricos rápidos, fluídos y perfectamente insertados, manteniendo una capa sutil humorística a lo largo de todo el metraje, pero consciente también de su parte terrorífica, y tiene alguna escena francamente aterradora (la de la persecución por la casa es brutal). La cinta ofrece además una mirada conmovedora explorando los viejos valores, las creencias del pasado, las pérdidas y los prejuicios que sirve de metáfora reflexiva del momento crucial en el que nos encontramos, mostrando que con el paso de los años, es más fácil ir quedándose atascado en nuestros caminos, aún más para nuestros protagonistas que cuentan su edad no en años sino en décadas. También sirve como reflejo de cómo nos enfrentamos a nuestras relaciones. Cada uno de ellos tiene un desafío, una preocupación, Viago se enfrenta al clásico dilema del vampiro inmortal, de no envejecer mientras su amada lo hace, Vladislav tiene una bestia del pasado que podría revivir sus heridas y Deacon se enfrenta básicamente al reto de satisfacer una nueva generación mientras se da cuenta de que su propia juventud se le está escapando por momentos. La idea es genial, me lo reconocerán, pero la ejecución, que no deja de ser estupenda, pedía a gritos un desarrollo mucho más sangriento y salvaje y acaba no funcionando del todo. Aún así, es loable el intento de hacer un nuevo tipo de humor, de ajustado presupuesto pero estupenda factura, (no entiendo las críticas negativas menospreciándola) que revitalice el género de “comedia de terror” y nos brinde oportunidades refrescantes como ésta para pasar un rato estupendo y descubrir que Nueva Zelanda no sólo es un pequeño país donde se rodó El piano o El señor de los Anillos, situado en nuestras antípodas, cuya ave nacional no vuela, y que ha plantado cara a los mismísimos USA en varias ocasiones, sino un país cuna de geniales directores, originales y únicos. SIGO EN SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
javieritos
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