Coincido con otros en que es una película sobrevalorada y mediocre. Música y la actuación-frases de Nicholson me parecen lo mejor. Si por libertad se entiende traficar con droga para no trabajar jamás en la vida, pasándose el tiempo mitad en moto, mitad drogado a base de marihuana y algún que otro alucinógeno, entonces la película es un canto a la libertad.

La ramplona y manida contraposición entre los urbanitas (en este caso traficantes-drogadictos) protagonistas y los paletos que, cómo no, son energúmenos, medio imbéciles e intransigentes, resalta aún más la mediocridad del guión.

Es sólo una impresión, pero tanto la primera vez como en mi segundo visionado, me ha surgido en varias ocasiones la sensación de que Hooper y Fonda no actuaban sino que se representaban a sí mismos con fidelidad. Tampoco me extrañaría que la no simulación alcanzara a los cigarrillos de marihuana.