"¿Nunca os habéis cruzado con alguien a quien no deberíais haber puteado? Ese soy yo."

Creo que en cada barrio de las ciudades existe un Walt Kowalski. Y si no existe, será muy semejante. Porque no es nada raro ver a personas como Walt asqueadas del entorno que las envuelve debido a que los tiempos cambian, pero por desgracia cambian para mal.

Tiempos en los que ciertos inmigrantes pretenden imponer su propia ley predominante mientras tú has estado toda tu vida rigiéndote por unas costumbres y una forma de vida de la manera más humilde posible.

Y esto es lo que trata de hacernos ver Clint Eastwood a través de los ojos del personaje que interperta. Un hombre (Walt Kowalski) asqueado de su familia, la cual parece que esté con la miel en los labios deseando que fallezca un día de estos para poder aprovecharse de todos sus bienes, entre los más preciados, un Ford Gran Torino. Y mientras eso no ocurre, el pobre Walt ha de soportar a los vecinos de al lado, a los cuales no aprecia mucho.

Una gran película contada con naturalidad y un excelente Clint Eastwood que recordaré al ser esta una de sus interpretaciones que más me ha gustado. Quizás Gran Torino sea el broche de oro a su larga y notable carrera como actor. Si es así, bravo.

Lo único que no me ha cuadrado de todo esto (una vez más) es ¿cómo demonios esta maravilla de película ni siquiera ha sido nominada a los Oscars como mejor película o mejor director? Sinceramente, cada vez que lo pienso y le doy vueltas, me dan ganas de meterle por el conducto anal los ocho Oscars “Slumdogmillonairos” a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.