Ya lo advertí en la crítica que hice sobre “Resacón 2” (2011): Si se siguen calcando los gags y se continúa con el mismo esquema argumental, una tercera parte dejaría de funcionar. Y así ha sido. La tercera parte de “The Hangover” ya no divierte y es más previsible, pero esta gran carencia, la cual no logra arreglarse en ningún momento, es maquillada por los actores, a los cuales se les nota el desgaste de realizar una entrega más.

No hay despedida de soltero ni borracheras, esta vez el trío formado por Alan (Zach Galifianakis), Doug (Justin Bartha) y Phil (Bradley Cooper), tendrán que capturar a Chow si quieren volver a ver con vida a Stu, ya que un tal Marshall (John Goodman) lo ha secuestrado. Tarea nada fácil ya que Chow (Ken Jeong) esconde otras intenciones que una vez descubiertas, pondrán en peligro aún más la vida de los protagonistas.

Creo que ha sido un craso error dotar de tanto protagonismo al personaje de Chow, llegando a acaparar más minutos que los propios protagonistas. Creo que el hecho de que aparezca tanto, hace que su gracia se haya perdido, siendo favorecedor cuando su presencia era espontánea como en las anteriores cintas. Cooper (“Sin límites“, 2011), Galifianakis (“Salidos de cuentas“, 2010) y Helms (“Jeff y los suyos“, 2011) cumplen bien, aunque bajan un peldaño respecto a si los comparamos con las dos películas anteriores. Como digo, noto como si estuvieran quemados de interpretar a los mismos personajes y creo que les ha pasado factura. John Goodman (“Golpe de efecto“, 2012) como mera aparición estelar lo hace bien y punto, ejerciendo del villano Marshall.

Quizás el aspecto que más ha perjudicado a “R3sacón” es el hecho de darle un tono demasiado dramático, prescindiendo de ese cinismo y locura que tanto gustaba y que aquí está puesto con cuentagotas. Lo que supone que si ya de por sí vemos ciertos paralelismos de su trama con las anteriores, el hecho de mutilar casi por completo la comedia, hace que la duración se nos haga eterna.

Me gustaría escribir más y sorprender al espectador, diciéndole los aspectos novedosos de esta tercera entrega, pero es que no los tiene. No hay mucha cosa salvable, lo cual no quiere decir que sea incómoda de ver ni una mala cinta, pero lo dicho, la falta de ideas es notoria y esta vez sí que yo por mi parte no lo perdono.