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Voto de VíctorVirgos:
7
Animación. Aventuras. Comedia. Western Spin-off de la saga Shrek, "El gato con botas" se sitúa en el tiempo como la precuela de Shrek 2. Mucho tiempo antes de conocer a Shrek, el Gato con Botas emprendió un viaje aliándose con el ingenioso Humpty Dumpty y con la avispada Kitty Softpaws para robar el famoso ganso de los huevos de oro. (FILMAFFINITY)
12 de diciembre de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sentados en esas comodísimas butacas de los cines, que a veces invitan a la siesta, al sopor, nos encontramos con este personaje inolvidable enfundado en unas altísimas botas casi tan grandes como el portador, quien esgrime nada más comenzar el film una personalidad de divertidísimo canallá truhán zascandil.

Antonio Banderas pone voz al minino revoltoso y perdulario incorregible.

Inmediatamente nos apercibimos de que la película que estamos viendo es claramente una versión de "El Zorro", del mencionado actor, acompañado de una pizpireta gatita, a quien pone voz la exuberante Salma Hayek.

Tengo entonces la sensación de visualizar la reproducción gatuna de Banderas y Catherine Zeta Jones dando tumbos por los tejados, permutados en felinos callejeros, danzando, danzan una barbaridad, al ritmo de mariachis, rancheras y música española, con guitarra, "olés" y castañuelas incluidas.

La escenografía, así como la música de fondo, la banda sonora, me trae reminiscencias, en ocasiones, de aquellos inolvidables Spaghetti-Westerns de Bud Spencer y Terence Hill, donde había más "tortas que metraje..."

La película es sumamente entretenida, un clásico de aventuras, con este gato bribón espadachín que parece haber nacido con el florete entre los pulgares y además, bendecido con un don saltimbamqui admirable.

Luego tiene sus momentos casi épicos, donde la fantasía ya no se puede arrinconar en las butacas, a la vera de palomitas o refrescos, cuando El Gato con Botas y Juanito, el gigante de las judías mágicas, se dan la mano, fundidos en una trama concomitante.

Son divertidísimos y fabulosos esos planes de los mininos revolcándose entre las nubes mientras acuden al castillo flotante de Juanito y sus extraordinarias judías fluorescentes, como los ojos de unos pavorosos jabalíes que tiran de una carroza siniestra que acarrea el peso de dos orondos personajes bastante lelos y grotescos.

El Juanito de nuestra historia, sin embargo, no tiene nada de gigante, más bien de náufrago ancianísimo y "barbudísimo".

Una de mis escenas favoritas... ese gato con botas poniéndole ojitos al carcelero para que le libere... fabuloso plano.
VíctorVirgos
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