Cuenta Megan Montaner, protagonista de esta serie de Alex De la Iglesia, que el propio Alex le recomendó que viera el film “Hereditary” y que, al verlo, descubrió que el género de terror aún tiene cosas “potables”. No es el caso de esta serie, absolutamente irregular.

La idea central del argumento resulta interesante y hay algunas escenas excelentes en su desarrollo, como la del personaje encadenado en un trastero e interrogado por los tres sacerdotes. Pero un muy irregular montaje lo tira todo por la borda.

No hacían falta la mayoría de esos “monstruitos” que aparecen por ahí. Y mucho menos si están metidos “con calzador” y parecen sobrar más que aportar nada a la historia. Tampoco hacía falta llevar el guion hasta los 8 capítulos cuando con la mitad se podía haber contado todo, sin situaciones ni desarrollos que son un “pegote” y no aportan nada.

Alex, tío, aplícate el cuento y mírate otra vez “Hereditary”, porque no es difícil darse cuenta de que con un buen guion y un buen montaje ya tienes un 70% de tu película resuelto en cuanto a calidad sin necesidad de jugar a los “monstruitos” ni liar tanto algunos argumentos.